Scholastic, la editorial de recursos educativos, lanzó Storia School Edition, un nuevo modelo de suscripción hace seis meses. Desde entonces pocos detalles han saltado a los medios de comunicación, algo que despierta cierta intranquilidad en el periodista Michael Kozlowski, a tenor del artículo que ha publicado en GoodeReader.
Los servicios de suscripción de libros electrónicos han aumentado considerablemente desde su despegue a finales de 2013. Muchas compañías vieron en este modelo una manera de mantenerse en el negocio.
Scholastic lanzó en 2012 Storia. La compañía comenzó a vender libros digitales y desarrollo aplicaciones para Android e iOS además de servicios destinados para Kindle Fire de Amazon. Debido a que obtuvo los beneficios esperados, la empresa decidió acabar con este servicio en 2014 y ofreció a sus usuarios el reembolso del contenido que habían comprado.
La empresa ha decidido seguir adelante y hace seis meses lanzó un nuevo modelo de suscripción de libros electrónicos con un precio inicial de dos mil dólares, unos mil ochocientos euros, dependiendo del tamaño de la escuela y de la cantidad de usuarios que tengan acceso a la colección.
Storia School cuenta en la actualidad con dos mil títulos, a los que los profesores pueden acceder e incluso crear estanterías personalizadas con las colecciones que crean más adecuadas para su clase.
Desde que se lanzó el programa por primera vez no ha aparecido ningún comunicado de prensa o noticia en ningún medio de comunicación –informa Kozlowski. La única mención –señala– son los ingresos alcanzados en el tercer trimestre, que muestran un aumento del siete por ciento. Se aprecia cierta mejora cada año impulsada sobre todo por un mayor volumen de ventas y un menor gasto operativo y de inversión tecnológica.
Pero este periodista manifiesta tener sus dudas sobre la viabilidad de esta plataforma. Le parece por lo menos preocupante que una empresa no hable públicamente, o el hecho de que escuelas que se consideran punteras en cuestiones tecnológicas, no se hayan involucrado en el proyecto de Scholastic.
La información sobre la plataforma es nula, salvo que se lanzará en algún momento a lo largo de 2015 y que se ofrecerá el mismo catálogo con el contenido que se da a las escuelas, pero dirigido directamente a los consumidores. A lo que Kozlowski se pregunta si los padres decidirán participar en esta plataforma y si a los pequeños les gustará elegir entre miles de libros o se sentirán simplemente abrumados.