
En torno al papel de una biblioteca académica en la educación de adultos
Las bibliotecarias académicas Makiba Foster y Kristine Helbling, de la Universidad de Washington, que diseńaron un curso para los adultos que regresan a las aulas, han elaborado a partir de esa experiencia una serie de consejos que pueden ser útiles para quienes aborden experiencias similares con ese tipo de alumnos.
Las bibliotecarias académicas Makiba Foster y Kristine Helbling, de la Universidad de Washington, que diseñaron un curso para los adultos que regresan a las aulas, han elaborado a partir de esa experiencia una serie de consejos que pueden ser útiles para quienes aborden experiencias similares con ese tipo de alumnos.
En un artículo que publican en
Library Journal, las expertas aseguran que como cualquier buen experimento la muestra "puede y debe ser repetible".
Makiba Foster es bibliotecaria de Historia y Estudios Culturales de América, Sociología, y Estudios de la Mujer, Género y Sexualidad en la Universidad de Washington, en St. Louis. Kristine Helbling es coordinadora de Instrucción y Asuntos Bibliotecarios de Inglés y Literatura Americana en la misma universidad.
Comentan que la enseñanza no era nada nuevo para ellas, pero la creación de un curso de un semestre de duración después del período escolar de 2012 representó un cúmulo de desafíos. En primer lugar, tuvieron que plantearse cómo convencer a los administradores universitarios de valor del curso. En segundo lugar, analizaron cómo incorporar los estándares de su profesión en relación con la enseñanza y el aprendizaje. En tercer lugar –agregan– comprendieron la necesidad de crear un curso que valorara las experiencias de vida y las perspectivas de los alumnos adultos.
Una vez resueltas todas las cuestiones institucionales, diseñaron sus clases para impulsar las habilidades prácticas de los estudiantes de la biblioteca, mientras que incorporaron también actividades para ayudarles a verse a sí mismos como parte de una comunidad donde la investigación va más allá de la mera presentación de la información, sino que es algo que se recopila, se crea, e incluso se cuestiona.
También pensaron que era imprescindible que sus conferencias incorporan
estándares de alfabetización informacional. Así la Association of College and Research Libraries [Asociación de Bibliotecas Universitarias y de Investigación] (
ACRL) se ocupó de los conceptos básicos. En línea con las directrices, la misión declarada de su curso fue
ayudar a los estudiantes a "participar en una comunidad académica" y dotarlos de habilidades para manejar "cualquier situación de búsqueda de información".
Debido a que las necesidades y expectativas de los alumnos adultos difieren de los de la licenciatura tipo, Foster y Helbling se dieron cuenta de que tenían que adaptar su enfoque para diseñar los cursos y el programa. Subrayan que esos estudiantes –que generalmente acuden en los horarios nocturnos– "saben lo suficiente como para saber que no saben lo suficiente. Ellos quieren saber más, pero no tienen mucho tiempo". Aseguran que esa confluencia "crea un alumno motivado".
En su investigación sobre las prácticas de enseñanza superior para estudiantes no tradicionales, encontraron algunos principios útiles de la teoría para educación de adultos, incluidos aquellos de que ésta se filtra a través de la lente de sus propios conocimientos y experiencias de vida, y también que los estudiantes adultos son muy prácticos y tienen claros los objetivos.
Foster y Helbling resumen de esta manera algunos consejos que pueden ser útiles para los bibliotecarios académicos
- Conozca a su público: ¿Quiénes son los estudiantes adultos de su universidad? ¿Cómo es su biblioteca a su servicio?
- Compruebe si hay competencia o repetición: Revise el catálogo de cursos para asegurarse de que su clase es una oferta única.
- Más rápido que un bombero: Tenga preparadas explicaciones concisas, sin jerga, –tanto escritas como verbales– sobre las necesidades del curso y su importancia para el éxito del estudiante.
- Tiempos de entrega: los catálogos de los cursos se incluyen en la oferta mucho antes de que comience el semestre. Una nueva propuesta de curso normalmente tiene que atravesar varios comités antes de obtener la aprobación final.
- Sea flexible: Esté dispuesto a revisar y ajustar su propuesta para ajustarse a las peticiones en el proceso de aprobación.
- El tiempo lo es todo: Nuestro horario inicial fue una clase de dos horas y media, una vez por semana, medio semestre. Ese horario no era propicio para captar al típio estudiante nocturno. Trate de programar su curso en un horario que no compita con las clases de grado requeridas.
- Marketing, marketing, marketing: Tanto los nuevos cursos como los habituales necesitan publicidad –especialmente las opcionales y las de un solo crédito. Considere todas las vías para la publicidad: asesores académicos; listas de correo electrónico del campus; y, bien colocados, folletos llamativos, por mencionar unos pocos recursos.
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