El País reseña la gestión revolucionaria de las bibliotecas innovadoras expuesta en Readmagine
La participación de algunos de los bibliotecarios más innovadoras del mundo en Readmagine, la Semana sobre la innovación digital de la lectura y los libros, organizada por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez ha sido reseñada por el diario El País.
La participación de algunos de los bibliotecarios más innovadoras del mundo en Readmagine, la Semana sobre la innovación digital de la lectura y los libros, organizada por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez ha sido reseñada por el diario El País.
La periodista Tereixa Constenla, en un artículo titulado "Las nuevas bibliotecas ya no son iglesias", publicado el 14 de junio de 2014, se refiere al encuentro
Readmagine que se celebró en
Casa del Lector, el centro de la Fundación el complejo Matadero Madrid, del 8 al 12 de junio de 2015. Readmagine estuvo integrado por tres proyectos:
Seminario de líderes bibliotecarios emergentes de Iberoamérica;
Encuentro de distribuidores digitales europeos + TISP y
Campus Emprendelibro #4RTSE.
En su reseña Constenla se refiere particularmente al Seminario de los bibliotecarios, cuyo objetivo ha sido el lanzamiento de un programa de dos años que se ejecutará en colaboración entre la Fundación y el
Cerlalc, con la financiación de la
Bill & Melinda Gates Foundation, para la creación de una red de líderes bibliotecarios emergentes en Iberoamérica. En el encuentro también participaron bibliotecarios innovadores de diez países de Hispanoamérica que expusieron sus proyectos y pudieron intercambiar sus experiencias.
Uno de los aspectos que destaca la periodista es el nuevo modelo de gestión que caracteriza a estas bibliotecas. Por ejemplo, Kari Lämpsä lo justifica diciendo que "tenemos que redefinir el papel que desempeñamos. Tenemos que ayudar a la gente, ser amigable, a veces somos demasiado formales y oficiales. Tenemos que decidir junto a los usuarios qué materiales adquirimos y qué necesitan". Lämpsä ya no ve como antes una biblioteca como una sala de estar "sino como una cocina, donde cada uno trae ingredientes y cada día sale un menú distinto".
En
Library 10 Lämpsä se ha centrado en "
cambiar la idea de la biblioteca como un espacio pasivo. En lugar de diseñar un espacio para acceder a contenidos, hemos creado un espacio para crear contenidos".
Lämpsä ha conseguido atraer a la biblioteca, que también se define como
Meeting Point, por ejemplo a los adolescentes, una franja de edad que siempre preocupa a los bibliotecarios. Según Lämpsä estos solo rechazan el modelo tradicional y lo demuestra diciendo que "
el 75 por ciento de los usuarios viene para cosas distintas al préstamo de materiales. Hemos logrado atraer nuevos perfiles como trabajadores autónomos, artistas o artesanos".
Sobre
Jill Bourne, la periodista subraya que está considerada una de las cien mujeres más influyentes de Silicon Valley, donde dirige la
Biblioteca Pública de San José desde 2013 y ha conseguido incrementar el aporte del municipio a la vez que colaboración de las compañías de la zona. "Las tecnológicas reinvierten en innovación y desarrollo, no se dedican a regalar dinero, pero nosotros tenemos una reputación y una confianza del público que nos da valor añadido" –dice.
También apunta que después de que ingenieros de eBay desarrollaran gratis una aplicación para la biblioteca, otras corporaciones como Microsoft, PayPal o Google están negociando algún tipo de colaboración. "El reconocimiento de la biblioteca pública es un reconocimiento al valor del conocimiento –afirma–. Hay que hacer ver a los políticos que son esenciales".
Por su parte,
Anja Flicker, que para expresar su filosofía recurre al verso "Puse el pie en el aire, y él me sostenía", de la poeta alemana Hilde Domin superviviente del nazismo, se refiere a la particularidad de la revolución que emprendió en 2010 al frente de la biblioteca pública de
Würzburg.
Consiguió que los cuarenta empleados, entre los que había muchos reacios o desinteresados por la cultura digital afrontasen una inmersión progresiva, que ha sido un éxito. "No podíamos dejar a nadie atrás –sostiene Flicker–. Ha sido un proceso muy duro y lento, pero no tiene marcha atrás. Como bibliotecarios hemos de ser capaces de formar a nuestros usuarios en tecnologías y antes había que preparar al equipo".
El artículo completo de
El País puede leerse en este
enlace.
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