Sobre la coexistencia de la edición académica con y sin fines de lucro

En un artículo publicado en The Scholarly Kitchen, Joseph Esposito, consultor en la gestión de medios digitales, software y edición, analiza la relación existente entre editoriales con fines de lucro y aquellas que nos los tienen, en el sector académico y lo beneficioso que podría resultar si realizasen un trabajo en común en lugar de mantenerse enfrentadas.

En un artículo publicado en The Scholarly Kitchen, Joseph Esposito, consultor en la gestión de medios digitales, software y edición, analiza la relación existente entre editoriales con fines de lucro y aquellas que nos los tienen, en el sector académico y lo beneficioso que podría resultar si realizasen un trabajo en común en lugar de mantenerse enfrentadas.

Aunque las editoriales sin ánimo de lucro existen en todos los segmentos de la edición, Esposito destaca que es en el académico es dónde más destacan.

Desde su experiencia este especialista cree que ambos modelos editoriales dentro del sector académico, tienen una gran influencia el uno sobre el otro aunque ninguno lo reconozca.

En ocasiones, y sobre todo en el sector de la editorial sin ánimo de lucro, se da un especial importancia a moverse fuera del sector económico, pero es difícil operar fuera del sistema económico, ya que sería lo mismo que trabajar desde fuera de la historia –asegura.

Las editoriales con ánimo de lucro reconocen la importancia de la economía y la explotan. Saben cómo funciona el mundo y juegan duro. Por su parte –asegura– muchas editoriales sin ánimo de lucro se jactan de su factor de impacto, aunque pierdan cuota de mercado año tras año. Pero un alto factor de impacto sin una cuota de mercado estable y un crecimiento, conducirá a la larga a una caída en las comunicaciones y una erosión de ese factor de impacto.

Aunque alguien pueda calificar de terrible la comercialización de las ediciones académicas, este especialista advierte de que es el propio mercado el que está significativamente influenciado por una gran cantidad de participantes bajo la calificación “sin ánimo de lucro”. En esa lista de los más influyentes Espósito menciona desde gobiernos a entidades filantrópicas.

También llama la atención en que las organizaciones con fines de lucro no encuentran ningún incentivo en realizar un incremento en la inversión a menos que esto suponga una mayor oportunidad de mercado, la reducción de costos o defender una posición en ese mercado existente. Por lo tanto –añade Espósito– la innovación en este sector solo se ve como algo que mejore el ROI.

Cuando un editor sin ánimo de lucro comienza a ofrecer servicios a escritores, incluso sin esas perspectivas de conseguir dinero a través de ello, sus competidores “comerciales” aprietan los dientes ya que se ven empujados a seguir esa tendencia, ya que la no inclusión de ciertos servicios es un riesgo que puede acarrear ciertos problemas a la hora de gestionar la marca, algo que una editorial con ánimo de lucro no se puede permitir.

Expósito se lamenta de que las editoriales sin ánimo de lucro no sean conscientes de esta influencia en el sector y como podrían ser mucho más influyentes en el mercado si trabajasen entendiendo su funcionamiento e interviniesen en prácticas comunes y bien pensadas. Existe una idea en del sector de las editoriales sin ánimo de lucro que gira en torno a derribar a los gigantes comerciales, pero Espósito cree que hay mucho más que ganar en la unión y en generar cierta alteración en la dinámica del mercado.


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