La Biblioteca de Queens trabaja más allá de sus muros

Una de las principales funciones de las bibliotecas es llegar a los usuarios y proporcionarles acceso a la información y contenidos que precisen. Con esa premisa, la red de Bibliotecas de Queens extiende su dominio más allá de los muros de sus sesenta y cinco edificios con el afán de llegar allí donde sea más necesario, es decir, a aquellas familias con bajos ingresos.

Una de las principales funciones de las bibliotecas es llegar a los usuarios y proporcionarles acceso a la información y contenidos que precisen. Con esa premisa, la red de Bibliotecas de Queens extiende su dominio más allá de los muros de sus sesenta y cinco edificios con el afán de llegar allí donde sea más necesario, es decir, a aquellas familias con bajos ingresos.

Hay personal de biblioteca, incluso gente que maneja los sistemas bibliotecarios, que considera a los usuarios como clientes y ve en Google y Amazon su competencia más directa. Kelvin Watson, responsable de las estrategias de los servicios digitales de la Biblioteca de Queens, comenta, en un artículo de Sonali Kohli publicado en Citylab, que la competencia está en todos lados pero cuando hay que pensar en cuáles son los “clientes” a los que mejor puede ayudar una biblioteca la respuesta –asegura– es muy clara: aquellos con los ingresos bajos y que necesitan acceso a la información y la educación.

Si una de las principales misiones de la biblioteca es proporcionar acceso a la información de forma gratuita, en la era digital esto debe traducirse con ir más allá de las paredes de la biblioteca. Por esa razón, bibliotecas como las de Queens están intentando cubrir ese espacio con ayuda de empresas como Apple, Google y Amazon –informa Kohli.

Tres son los principios que quieren ofrecer las bibliotecas públicas de los Estados Unidos: el primero de ellos es la información propiamente dicha, en segundo lugar el soporte en el que se consume dicha información y en tercer y último lugar, la conectividad para acceder a ella.

Desde 1999 los libros electrónicos están disponibles en las bibliotecas estadounidenses. Pero éstas no son propietarias del texto digital, sino que el editor les ofrece unas licencias con ciertas condiciones como la limitación del número de libros que se pueden descargar en un momento dado o pagar una cantidad por el acceso continuo a un libro.

La Biblioteca de Queens tiene miles de títulos electrónicos que sus usuarios pueden sacar, aunque todavía son muchos más los libros impresos que los de formato electrónico. Una de las opciones para conseguir tener más libros electrónicos y que lleguen a los usuarios sería el que los editores se comprometieran a ofrecer estos libros de forma gratuita a los usuarios que no se los pueden permitir.

Julie Hornaday, portavoz de la asociación sin ánimo de lucro First Book, habla de la necesidad que tienen los estudiantes pertenecientes a familias con bajos ingresos de acceder a toda la información y no solo para competir o mantenerse a nivel educativo, sino para competir en el entorno económico.

Además de las licencias de libros electrónicos y sus condiciones, existe el tema de los formatos. De ahí que muchas bibliotecas estén asociadas con distribuidores como Overdrive y 3M. Sin embargo, la Biblioteca de Queens ha resuelto este problema mediante la creación de una aplicación que alberga aplicaciones de todos sus distribuidores. La aplicación está destinada a estudiantes con rentas bajas, es de código abierto y pretende ayudar a otras bibliotecas con sus propias aplicaciones.

Otra duda es qué pasa con aquellos niños que no pueden tener una tableta, un ordenador o un teléfono inteligente. Después del huracán Sandy, Google donó miles de tabletas Nexus y puntos de acceso WiFi a los sistemas de bibliotecas públicas de Brooklyn y Queens. Esta iniciativa permite a los niños interactuar con esa tecnología de forma temprana y en el hogar.

Con respecto a esto último, surge otro problema, y es que muchas casas con bajos ingresos no tienen conexión a internet. Así ha surgido otra iniciativa, también a través de Google. Se llama Google Fiber, y está ofreciendo banda ancha gratis o simplemente más barata.

Por lo tanto –subraya Watson– es importante que grandes compañías como Google sigan dando estos puntos de acceso a internet a las bibliotecas, ya que son ellas las que llegan a esas personas que más lo necesitan, proporcionándoles los recursos y la tecnología que precisan.
 


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