Los e-distribuidores multiplican los modelos de negocio
Los e-distribuidores europeos hablan de múltiples modelos de negocio para los ebooks.
Un grupo de distribuidores europeos de contenido digital explicó a la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en qué consiste su modelo de negocio durante la semana Readmagine.
En primer lugar, en el vídeo que se publica a continuación, Antonio Tombolini, director ejecutivo de la empresa italiana Streetlib, califica el modelo elegido por su empresa como uno de los más complicados. Se trata de aquel en el los ingresos se comparten. Su compañía se encarga de distribuir los ebooks y conseguir una parte de los ingresos que se originan de esa distribución.
Tombolini asegura que muchas empresas tienen dudas sobre la efectividad de este sistema, aunque él está convencido de que es la única manera de estar en unión con los proveedores de contenido, ya sean editoriales tradicionales o especializadas en obras autoeditadas, y demostrar que verdaderamente están de su parte y que realizarán un auténtico esfuerzo para sacar el negocio adelante.
Simón Dunlop, director ejecutivo de la empresa rusa Bookmate, por su parte, señala que esta compañía sigue un modelo de suscripción y lleva ebooks a lectores habituales en dispositivos móviles. La mayoría de sus lectores, unos dos millones y medio al mes, utiliza este servicio. Casi todos leen en sus teléfonos móviles y un menor número en tabletas. Esta compañía se encarga por lo tanto de proporcionar contenido optimizado para estos dispositivos. Los suscriptores pagan una tarifa semanal o mensual.
José Enríquez Guimarães, director ejecutivo de la empresa brasileña Acaiaca Digital con más de cincuenta años de experiencia en el sector del libro, subraya que esta compañía compra y vende, por lo que actúa como un negociador tanto de libros impresos como en formato digital. También –afirma Guimarães– Acaiaca ofrece un servicio de logística para sus clientes.
David Hernández, jefe de comunicaciones de la empresa española Lektu, en tanto explica que la intención de esta compañía es la de ser un canal directo para autores, editores y consumidores y eliminar cualquier intermediario. Una de sus primeras premisas es la eliminación del sistema DRM, ya que no lo considera un sistema justo para los usuarios.
Lektu ofrece una amplia variedad de herramientas a autores y editores para que sean ellos los que controlen lo que quieren compartir con sus lectores y cómo. Así por ejemplo –explica Hernández–, se ofrece un servicio de cuota fija y también un modelo pague lo que quiera por un libro, un vídeo o incluso música en formato MP3, ya que esta compañía se encarga de la distribución de cualquier tipo de contenido digital no solo de ebooks.
También tiene una forma de pago que la empresa denomina Social Payment, mediante el cual el usuario puede descargarse el contenido que desee, pero antes debe compartir o escribir algo en Twitter o en Facebook. Los autores y editores controlan lo que pasa con su trabajo, además de aportar datos demográficos o de género sobre los usuarios y compradores de su contenido.
Gianluca Ambrogio, director financiero de la compañía italiana Bookolico, apunta que la empresa sigue un modelo de suscripción mediante el cual los usuarios pagan nueve euros al mes y pueden leer lo que quieran de un catálogo con más de diez mil ebooks. La empresa ofrece una aplicación a sus usuarios que por el momento solo está disponible para iOS aunque Ambrogio informa que la empresa espera desarrollarla también para Android.
Susan Breeuwsma, encargada del desarrollo de los servicios digitales de la empresa holandesa CB digital, apunta que la empresa ofrece distintas conexiones a páginas web, bibliotecas y librerías además de mantener relaciones con plataformas externas como Amazon y Kobo. En su modelo, el editor paga por estos servicios y por la distribución.
Breeuwsma explica que en estos momentos se sigue un modelo de precio fijo, pero para el próximo año y con motivo de la irrupción de los modelos de suscripción en streaming, la compañía se plantea utilizar un modelo basado en los porcentajes, lo cual –asegura– genera cierto entusiasmo. La empresa por lo tanto compartirá con los autores y editores sus éxitos, pero también asumirá los riesgos que supone este cambio de modelo.
Rodrigo Rodríguez, director ejecutivo de la empresa española Odilo, al explicar el origen de su empresa y cuál ha sido su evolución asegura que tuvieron muy claro que esta compañía necesitaba una proyección internacional. En estos momentos comercializa directamente en siete países repartidos en Latinoamérica, Estados Unidos y Australia además de ofrecer contenido a usuarios de otros cuarenta y cinco países más.
Esta empresa ofrece a las bibliotecas todo el material digital: ebooks, audiolibros y vídeo con el propósito de darles una nueva forma de comunicación con sus usuarios, como por ejemplo mediante la lectura social, clubes de lectura digitales o cualquier otra manera que vaya surgiendo. En definitiva –señala Rodríguez– la idea es poner a su alcance todas las formas de comunicación posibles y trabajar en conjunto con las bibliotecas, para ofrecer aquel contenido que les resulte interesante a los usuarios
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