Bacon ha conseguido en poco tiempo no solo entender la relación que comparten los fans de YouTube y los booktuber, sino que ha sido capaz de traducir esa relación en algo que se acerca al fervor y la intensidad que emana de los más fanáticos dentro de un sector como es el de los libros, en el que tal y como señala Anderson, son pocas las ocasiones en las que se consiguen “gritos de emoción”.
Según destaca Bacon el poder de las estrellas de YouTube radica en la comunicación, la accesibilidad y las redes sociales algo que se distancia de esos famosos que viven en sus torres de marfil. Las nuevas audiencias quieren sentirse cercanos a sus iconos y por eso la interacción es sinónimo de éxito.
La mayoría de los youtubers están entre diez o veinte minutos hablando directamente a cámara, en muchas ocasiones desde sus dormitorios. El contenido no se produce a la manera tradicional y el metraje está en bruto, no hay ediciones de lujo, lo que asegura una sensación de intimidad y cercanía –indica Bacon.
Este tipo de informalidad está presente en los booktubers que recomiendan nuevas lecturas a sus seguidores. Estos son, en opinión de Anderson, los nuevos intermediarios. Por tanto el periodista se plantea si este fenómeno YouTube llevado a gran escala podría aplicarse a la industria editorial en su búsqueda de nuevas audiencias