Aaron Schmidt: Cómo implementar la Experiencia de Usuario en una biblioteca

Aaron Schmidt, director de Influx, consultora especializada en Experiencia de Usuario (UX) en bibliotecas, ha escrito un artículo en Library Journal en el que ofrece algunos consejos para mejorar los servicios en una biblioteca a partir de la U y hacer que la biblioteca sea útil, fácil de utilizar y un espacio al que los usuarios quieran ir.

Aaron Schmidt, director de Influx, consultora especializada en Experiencia de Usuario (UX) en bibliotecas, ha escrito un artículo en Library Journal en el que ofrece algunos consejos para mejorar los servicios en una biblioteca a partir de la U y hacer que la biblioteca sea útil, fácil de utilizar y un espacio al que los usuarios quieran ir.

Todo el personal que compone una biblioteca sabe cómo analizar todos sus servicios y particularidades desde la lente del usuario, el problema está en saber por dónde empezar y en dónde poner el punto de mira. Por esa razón Schmidt ofrece unas pautas para ayudar a cualquier biblioteca a priorizar sus esfuerzos:

1. El personal que se encuentra en la primera línea de una biblioteca, es decir, los que tratan directamente con los usuarios, sabe lo que está funcionando y lo que no. Existen formas eficaces de recopilar esta información y una ellas puede ser mediante entrevistas individuales o en grupos en las que se pida que expliquen todo lo que ocurre en la biblioteca. Conocer el funcionamiento del servicio de préstam es la mejor manera para tener un primer contacto.

2. Categorizar y priorizar proyectos. Schmidt recomienda elaborar proyectos que supongan un alto esfuerzo para conseguir un alto impacto. Cuando se cuente con cierto margen de tiempo –aclara– quizá pueda realizarse algo que implique poco esfuerzo y que tenga poco impacto, pero desde luego, aconseja dejar de lado todo aquello que suponga un máximo esfuerzo para un mínimo impacto.

3. Establecer objetivos. Aconseja reunir a todos los miembros que componen el personal de la biblioteca y pedirles que respondan a una serie de preguntas, ya sea de forma individual o en pequeños grupos. Las preguntas que propone Schmidt deben estar relacionadas con lo que puede hacerse para mejorar la experiencia del usuario en una semana, en un mes o en el transcurso de todo un año. El personal debe contestar estas preguntas atendiendo a la audiencia, es decir a los lectores, a los ciudadanos de edad avanzada o a aquellos que solicitan un empleo.

Por último –afirma Schmidt– además de estas ideas, en última instancia el objetivo es que en todas las reuniones, planificaciones, estrategias o toma de cualquier decisión se hagan desde la perspectiva del usuario, porque cuando la experiencia del usuario se convierte en parte integral del proceso de gestión de una biblioteca, no se precisan recursos especiales, ya que todos ellos se centrarán en hacer que la biblioteca sea útil, fácil de utilizar y un espacio al que los usuarios quieran ir.
 


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