La Fundación Bill y Melinda Gates ha publicado un informe, realizado por Arabella Advisors, en el que se analizan diferentes programas de formación sobre liderazgo para bibliotecarios en todo el mundo con el objetivo de identificar sus puntos en común y los retos existentes, teniendo en cuenta que los programas de formación sobre liderazgo para bibliotecarios escasean en todo el mundo, especialmente en países con menos recursos. Sin embargo, ahora más que nunca es necesario que los líderes cuenten con las habilidades necesarias para dirigir las bibliotecas en un entorno cambiante.

 

Treinta programas de liderazgo con sede en Alemania, Australia, Canadá, Chile, Estados Unidos, Holanda, Hong Kong, Nueva Zelanda, Polonia, Reino Unido y Ucrania son analizados en el informe Cultivating Global Library Leadership: a Review of Leadership Training Programs for Librarians Worldwide.

 

Según los datos recabados, novecientos líderes bibliotecarios fueron formados durante 2014 por estos programas, una cantidad muy pequeña si se tiene en cuenta que en el mundo hay un millón de bibliotecas, según las estimaciones de la OCLC.

 

En estos programas se detecta una falta de consenso sobre qué habilidades debe tener un líder. La mayor parte de ellos se centran en aspectos como la colaboración, la creación de alianzas y la innovación, mientras que pocos instruyen sobre gestión del riesgo, cómo medir el impacto de los programas desarrollados y sobre advocacy, que se define como el acto de abogar o apoyar una causa, en este caso la de las biblioteca. Esta última habilidad es considerada clave.

 

Innovación y creatividad, estar dispuestos a asumir riesgos calculados, verse como agentes de cambio en sus comunidades y ser excelentes comunicadores son algunas de las habilidades que debe tener un líder. Todas estas destrezas se ejercitan en los programas analizados y además en algunos se abordan otras, como cuestiones técnicas y de gestión. 

 

Dos lagunas, que a la vez son oportunidades, se identifican en este informe: la modalidad virtual y la formación en los países con menos recursos. La mayoría de los programas se realiza en países desarrollados económicamente y fundamentalmente se centran en tres modalidades de formación: becas, residenciales y workshops o talleres; solo uno de ellos se imparte online. La formación virtual facilitaría el acceso a la formación a las personas con menos disponibilidad de tiempo o para viajar.

 

Finalmente, también se considera necesario invertir en la medida del impacto de estos programas de formación mediante un proceso de evaluación que ayude a mejorar los temarios e identificar y replicar los modelos de éxito en otros lugares.

 

El informe completo en formato pdf está disponible en esta dirección.