El bufete de abogados londinense Russells Solicitors ha pedido disculpas por haber revelado que tras la firma del escritor Robert Galbraith, estampada en el título The Cuckoo's Calling, se escondía la identidad de J.K. Rowling. Esta, por su parte, ha declarado que se siente muy enojada por el decepcionante proceder de una empresa que merecía toda su confianza y respeto.

Al parecer, y según la noticia que publica The Bookseller, uno de los socios de la firma, Chris Gossage, comentó el secreto a una amiga de su esposa en una conversación privada, y aquella lo hizo público en su perfil de Twitter.
“No ha sido agradable imaginar durante días cómo una mujer de la que no había oído hablar en mi vida había descubierto algo que ni muchos de mis amigos más cercanos desconocían”, ha comentado la aclamada autora de las aventuras de Harry Potter.
Rowling, su agente Neil Blair y su editor han negado que la filtración sea parte de alguna estrategia de marketing en la pudieran estar involucrados, algo que también se confirma desde el gabinete de abogados. Blair lo remarca aludiendo al sentido común: “Hubiéramos sido unos torpes estrategas filtrando esto sin tener preparados los libros para la venta”.