Javier Valbuena reflexiona sobre las consecuencias de la experiencia de la FGSR en la investigación sobre lectura digital en el ámbito bibliotecario. Valbuena atribuye el modesto avance de la lectura de libros electrónicos en las bibliotecas publicas españolas a la ausencia de un modelo:
Tengamos paciencia, trabajemos con inteligencia
El préstamo digital en España arranca a finales de 2014, pero es ya a lo largo de 2015 cuando varias plataformas públicas consolidan su oferta. En los diferentes niveles institucionales podemos destacar:
- Nivel nacional, donde se integra la mayoría de las comunidades autónomas, eBiblio.
- Nivel autonómico, donde destaca con plataforma propia el Gobierno del País Vasco con eLiburutegia.
- Nivel provincial, donde se hace presente la Diputación de Badajoz con Nubeteca.
En general el préstamo electrónico se ha incorporado como un servicio más de la biblioteca, salvo en el caso de la Diputación de Badajoz, cuya implantación viene precedida, con el apoyo de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, de una investigación en profundidad (Territorio eBook) sobre el impacto que la lectura digital iba a tener en las bibliotecas públicas, tanto para los usuarios como para los profesionales que trabajan en ellas, y que luego dio origen al modelo de utilidad conocido como Nubeteca, donde se integran todos los servicios bibliotecarios: clubes de lectura, autopublicación, catálogo, formación, dinamización… modelo en el que el préstamo digital es un recurso más. En el contexto de ese proyecto, se repiensan los espacios físicos de la biblioteca para abrirlos a nuevos usos más dinámicos, que tienen que ver con la creación y la conversación. Toda esta estrategia trata de conectar los espacios físicos y digitales de la biblioteca con los lectores, estén donde estén.
La presencia del préstamo digital ―tanto como la propia compra― es aún demasiado incipiente como para hacer valoraciones excesivamente apodícticas. Además del breve transcurso temporal, las condiciones en las que ha nacido este nuevo servicio bibliotecario no han podido ser peores:
- Los diferentes niveles de la Administración no disponen de una estrategia pública de fomento de la lectura digital y no han propiciado una alianza con la industria editorial y tecnológica para favorecer el acceso gratuito a los contenidos digitales a través de las bibliotecas públicas.
- Se dispone todavía de una oferta escasa: la plataforma eBiblio nació con 1.500 títulos. Sin duda motivada por nacer en un momento de crisis económica que ha supuesto mermar de manera drástica el dinero destinado por los distintos niveles administrativos a la adquisición de fondos para las bibliotecas públicas.
- Unas modalidades de compra encorsetadas: la compra a perpetuidad o las licencias con caducidad son modelos poco apropiados para entornos de lectura dinámicos, donde no se puede trasladar el modelo aplicado al libro físico y donde tienes que aprovechar todas las oportunidades que la tecnología ofrece, como por ejemplo evitar la lista de espera para leer un título.
- Una plataforma de préstamo con un desarrollo de servicios totalmente arcaico para el usuario y que no aportaba valor al bibliotecario para una gestión inteligente del fondo que conecte con los usuarios.
- Unos editores que miran con recelo a lo digital ―un 27,5% no quiere digitalizar sus obras por miedo a la piratería, según el último informe de Libranda― y ponen a las bibliotecas todo tipo de trabas: altos precios, protección DRM, imposibilidad de venta de determinados títulos, nula oferta de literatura infantil…
- Unos bibliotecarios que no han sido preparados ni en el manejo de la herramienta ni en lo más importante: en el cambio cultural que significa un nuevo paradigma en el que entramos.
- Unos usuarios que no habían recibido la formación adecuada y no habían experimentado las ventajas de incorporar la lectura digital a sus hábitos lectores.
- Una industria tecnológica que se ha resistido a bajar los precios de los dispositivos de lectura y que no ha pensado en las bibliotecas como mercado prioritario para expandirlos.
- Un IVA desproporcionado al libro electrónico que repercute tanto en las ventas como en la estrategia de desarrollo del modelo de negocio en la industria editorial.
- Unos autores que están, en general, en unas lógicas tradicionales de relación con sus agentes y editoriales y que no han experimentado nuevos caminos, tanto en el mundo de la creación transmedia como en el de la comercialización de sus obras.
Sin embargo, y a pesar de todo, en 2016 hemos avanzado en algunos aspectos:
- Las plataformas de préstamo han mejorado sus servicios, haciendo algo más ágil el préstamo, compatibilizando determinados dispositivos y permitiendo una mejor visibilidad del catálogo, mejorando las búsquedas, activando la interacción de los usuarios en la valoración de las lecturas, conectándolas con las redes sociales.
- Se ha abierto el camino para diversificar la adquisición de contenidos digitales: los audiolibros, las películas o la música van ganando espacio en los catálogos de algunas redes. Además, se van flexibilizando las modalidades de adquisición, incorporando el modelo de suscripción, el pago por uso o el pago social.
- Algunas redes, como eLiburutegia, Nubeteca y algunas comunidades autónomas integradas en eBiblio, han ampliado sus fondos, pasando ya de 10.000 títulos en la oferta a los usuarios.
- La formación de usuarios han empezado a tomar cuerpo facilitando la incorporación de nuevos lectores digitales.
- Los espacios físicos de las bibliotecas se han vuelto más líquidos y ahora permiten amplificar la oferta digital.
- Las conversaciones entre lectores se han ampliado de los clubes de lectura presenciales a la nube, permitiendo encontrarse lectores de diferentes bibliotecas conversando con el autor durante todo el periodo del club de lectura.
- Los bibliotecarios tienen más destrezas en el manejo de las plataformas, aunque siguen siendo utilizadas en un porcentaje alto como mera transacción.
- Hay algo más de información sobre lo que está pasando en las redes bibliotecarias con el préstamo digital, pero aún adolece de cierto oscurantismo en los datos que no beneficia al necesario análisis en tiempo real para poder dar nuevas respuestas.
- Los creadores ―especialmente los nóveles― que son socios de las bibliotecas encuentran en algunas redes apoyo para dar salida a sus obras mediante la autopublicación, que luego la biblioteca incorpora a su catálogo y los dinamiza.
- El Ministerio de Educación y Cultura, en el balance del año 2015 de eBiblio establece ámbitos de mejora en cuanto al préstamo de libros electrónicos: en la formación de usuarios y profesionales, en la difusión del servicio y el aumento de visibilidad de la colección, la ampliación de la red de bibliotecas y el incremento de títulos e incorporación de nuevos soportes.
Aunque existen algunos estudios puntuales y se ha avanzado en la información facilitada por diferentes instituciones públicas, no existe una investigación que siga el desarrollo de la implantación de la lectura digital en España a través de las diferentes redes, que permita disponer de indicadores fiables sobre lo que está pasando y evitar tanta confusión, tanto en la recogida de datos como en su interpretación.
En este contexto debemos entender los datos del préstamo digital de las diferentes redes bibliotecarias (consultar anexos) y pensar que si aún son poco significativos no es tanto por la resistencia de los lectores, como acreditó la investigación de Territorio eBook de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, como por la falta de un modelo que comprenda que estamos ante un cambio radical, donde nuestros hábitos de lectura están mudando tanto en el qué, el cómo, el dónde y con quién leemos, donde la biblioteca ya no es el único lugar de acceso gratuito a contenidos, donde muchos de las funciones que realizaba el bibliotecario hoy ya no tienen sentido, donde muchos de los metros cuadrados de nuestra bibliotecas carecen de uso, donde muchos de los libros físicos existentes en la sala están olvidados. Por eso, no pongamos únicamente el foco en las estadísticas de préstamo digital, ya que a la vista está que también las del libro físico están bajando: mejor hagamos una reflexión sincera y radical entre todos sobre la misión de la biblioteca en este nuevo mundo más líquido pero que necesita mirarse, más descentralizado pero que quiere conectarse. Tengamos pues paciencia y trabajemos con inteligencia.
Javier Valbuena.
Anexo: algunos balances
http://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/dms/mecd/cultura-mecd/areas-cultura/bibliotecas/eBiblio/eBiblio_2015_est.pdf
http://es.slideshare.net/remediosdevicentegarcia/sesin-formacin-e-biblio-madrid-may-jun-2015
https://lamardelibros.wordpress.com/2015/11/09/balance-del-primer-ano-de-funcionamiento-de-ebiblio-andalucia-el-servicio-de-prestamo-de-libros-electronicos-de-las-bibliotecas-publicas/
http://www.julianmarquina.es/solamente-el-1-de-los-socios-de-bibliotecas-en-espana-ha-utilizado-ebiblio/
http://www.biblioasturias.com/ebiblio-asturias-balance-de-un-ano-de-funcionamiento/
http://www.nubeteca.info/blog/?p=31
https://cambiandodetercio.wordpress.com/2015/02/14/e-liburutegia-cifras-que-generan-conocimiento/#more-18061
http://www.dosdoce.com/2015/03/03/evolucion-del-prestamo-digital-en-espana/
http://www.dosdoce.com/2015/02/22/claves-del-exito-del-prestamo-digital-en-bibliotecas-publicas/