El conflicto Amazon-Hachette es uno de los temas más candentes en el sector editorial, pero en opinión de Philip Jones se ha proporcionado muy poca información para que se haya producido semejante revuelo. En su opinión, el transfondo de todo este asunto se encuentra en lo que se oculta más que en lo que va apareciendo en los medios.
Según este periodista, lo que está claro es que Amazon ha adoptado ciertas medidas en relación a los libros pertenecientes a este grupo editorial que no cambiarán hasta que se determinen las condiciones del próximo contrato y es ahí dónde radica todo el problema, es decir, se desconocen los términos de esta negociación e incluso, si el modelo agencia está bajo amenaza.
Al parecer, lo que le preocupa al gigante minorista es seguir presionando a sus competidores en relación a los precios, pero otros analistas creen que esto es simplemente un intento de la empresa de Seattle para elevar su margen de beneficios, y no una forma de bajar los precios en beneficio de los consumidores.
Pero más allá de si Hachette y Amazon llegarán a un acuerdo en un nuevo contrato tipo, lo que Jones tiene muy claro es que estos términos no se darán a conocer, por lo que a partir de ahora los editores negociarán a ciegas.
A través de distintos medios de comunicación muchos escritores han opinado sobre esta situación y mientras que unos ven en Amazon la máxima representación del Mal, hay autores independientes que ven en la compañía un amigo. La escritoras Amanda Foreman, por ejemplo, comparó la política de la empresa con el monopolio que durante la Edad Media ejerció la Iglesia católica. Mientras que escritores como David Gaughran y Hugh Howey creen que Hachette está orquestando una campaña de marketing muy inteligente en contra de la empresa de Bezos.
En definitiva, existe un código de silencio en el que las palabras que se emitan de uno u otro lado pueden ser peligrosas en sí mismas, por lo que Jones lamenta verdaderamente que el futuro de la edición se esté llevando a cabo en el oscurantismo total.