No hay una fórmula matemática para hacer de tu hijo un ferviente lector, son muchos los caminos para despertar el interés por las historias y alimentar actitudes positivas hacia el libro y la lectura. Pero conviene evitar ciertos modos de entender la lectura y maneras de actuar que perjudican su relación con los libros.
Como por ejemplo:
· Querer que lean por encima de todas las cosas: La lectura es una forma de crecer, de conocerse, de descubrir otros mundos, pero no la única, ni debe estar alejada de la vida de los niños. Tendamos puentes entre el libro y el día a día de nuestros hijos.
· Imponer la lectura como obligación: El gusto por leer no responde a ninguna orden ni debemos dejar que la lectura quede limitada al terreno de la mera tarea escolar. Ayudemos a los niños a descubrir las distintas posibilidades de la lectura.
· Valorar las obras por su utilidad: Criticar sus lecturas por considerar que son de poco provecho, que no les van a aportar nada nuevo ni les van a ayudar a sacar mejores notas constriñe las posibilidades del lector. Animemos a nuestros hijos a descubrir sus propios caminos.
· Enfrentar el libro a otras alternativas: La música, el cine, el teatro, la televisión o el ordenador no son enemigos del libro. Presentémoslos como aliados y aprovechemos todo su atractivo.
· Empeñarse en que lean lo que nos gustó: Las obras que nos conmovieron, inquietaron o divirtieron a nosotros puede que no conecten con nuestros hijos. Intentemos conocer sus intereses.
¡Dejémosles leer!
Estemos siempre dispuestos a echarles una mano, a compartir con ellos lecturas, unas veces más próximos, otras más discretamente, en segundo plano. |