La escritura es prima hermana de la lectura y las dos forman parte de los aprendizajes esenciales de tu hijo. Apoyar su práctica en el ámbito familiar es una tarea mucho más gratificante de lo que en un principio pudiera parecer, ayudándole a establecer la relación entre las palabras escritas y lo que éstas significan.
Hay muchas situaciones donde la escritura puede estar presente. Algunas tienen que ver con la vida cotidiana, mientras otras se acercan al juego y la creación. Lo importante en los dos casos es prestar atención a los intereses del niño.
¿Qué puedes hacer?
· En sus primeros contactos con la escritura, anímale a que construya palabras y frases y luego te las lea. Esta simple actividad resultará muy estimulante para todos.
· Escribe con él la lista de la compra o construye un diccionario personal con las palabras que va descubriendo.
· Cuando empiece a escribir, enviále correos electrónicos o pequeñas notas pidiéndole que responda; son buenos medios para familiarizarle con su práctica.
· Una carta a los abuelos u otros miembros de la familia; obtener respuesta será otra forma de que perciba su utilidad.
· Al ir creciendo, puede crear un diario en papel o en formato electrónico, donde recoja las vivencias diarias; también es una acertada elección.
· Las vacaciones son un buen momento para realizar un cuaderno de viaje donde recoger impresiones, información sobre los sitios visitados y fotos comentadas. Puede hacerse en formato cuaderno-libro y guardarse en la biblioteca familiar, o escribirlo en un blog para que otros lo conozcan.
No olvides que escritura y lectura son las dos caras de la misma moneda: quien escribe, con frecuencia, lee y comprende mejor. Y ocurre lo mismo en sentido contrario. |