Muchas voces se han levantado en contra de los libros electrónicos. Hay quien los considera una copia digital en blanco y negro de un libro impreso. A otros lectores no les han cautivado los libros “enriquecidos”. Por esa razón muchas editoriales en su búsqueda de nuevos métodos de introducción de la lectura digital, han optado por los libros de ficción por entregas.
Un artículo aparecido en el blog Mediadecoder del diario The New York Times, se centra en “The Silent History”, un experimento en lectura digital que apuesta por la entrega por capítulos y la participación explicita de sus lectores.
En septiembre Amazon presentó su servicio Kindle Serials. En agosto la editorial digital Bylines había anunciado que iba a lanzar un nuevo sello digital que se dedicaría a la ficción por capítulos. Pero uno de las iniciativas de las que más se ha hablado últimamente es la que se ha creado bajo el título “The Silent History”, ya disponible para iPhone y iPad y que incluye elementos generados por los usuarios.
En la obra se cuenta la historia de un niño que desde su nacimiento carece de la capacidad de generar o de comprender ningún tipo de lenguaje. A partir de ahí se suman las voces de los padres, vecinos, profesores y profesionales de la salud, los cuales ofrecen opiniones diferentes sobre el caso.
La aplicación, explica el artículo, es gratuita pero los lectores pagan por el contenido del libro, que se entrega diariamente en series de unos quince minutos de lectura. En unas declaraciones que ha hecho Eli Horwitz, uno de los creadores de esta experiencia lectora junto con Russel Quinn, comentó cómo la idea surgió cuando tras pasar mucho tiempo haciendo libros impresos maravillosos les pareció “deprimente” tener que meterlos casi con calzador dentro de un dispositivo electrónico.
Fruto de su trabajo conjunto con el escritor Kevin Moffett y el autor y diseñador Mattew Derby, surgió una obra de ciento sesenta mil palabras que tomó como elemento inspirador el iPhone. De esta manera crearon algo parecido a un juego de búsqueda en el que los lectores podrían acceder a más contenido del libro visitando lugares como China o la ciudad de Washington, dentro de un mapa que se incluye en la aplicación. A esto se añade el hecho de que los usuarios también pueden añadir más texto a la historia: “La idea –explica Horwitz– gira en torno a buscar la manera en la que dispositivos como el iPhone pueden contar una historia de una forma en la que un libro impreso no podría”.
La idea en definitiva, concluye Horwitz, era crear una experiencia de lectura conjunta que permitiese a la gente vivirla en un periodo de tiempo preciso, en común y en la que se querían tener en cuenta todos los niveles de interés y “obsesión”.