La editorial canadiense Indigo Books & Music Inc., una de las editoriales minoristas más importantes de Canadá, acaba de anunciar una transformación general de su negocio y de vender libros, se convertirá en unos “grandes almacenes de la cultura”. Así lo expresó su directora ejecutiva Heather Reisman, en el encuentro anual de la empresa que se celebró el pasado 27 de junio y que recoge Marina Strauss en un artículo publicado en el periódico digital canadiense The Globe and Mail.
Según Reisman, el negocio del libro sigue siendo una empresa próspera. En las encuestas que ha realizado esta editorial, muchas son las personas que afirman leer tanto en digital como en formato papel y se cree que dentro de cinco años, casi el cincuenta por ciento de los libros se leerán en formato digital. Estos resultados no descartan el hecho de que muchos lectores se mantienen y mantendrán fieles al formato tradicional –comenta Reisman.
Sin embargo, esta editorial ha visto cómo su margen de beneficios ha descendido hasta el 2,8 por ciento en el año 2012. Una caída significativa si se compara con el ocho por ciento que obtuvo en el año 2008, antes de que los lectores electrónicos se convirtieran en una fuerza tan grande. En su informe anual, Heather Reisman explicó cómo esta transformación en la que la editorial se está embarcando, requerirá muchos años de esfuerzo: “Sin duda, para que nuestra situación económica llegue a los niveles que se alcanzaban antes de la llegada del libro electrónico, se necesitarán algunos años”.
Entre los cambios que comporta esta transformación está el que Indigo venda juguetes, regalos, material de papelería y para el hogar, de cara a compensar la caída de las ventas de los libros, explicó su directora en la conferencia anual.
Otro de los frentes abiertos de esta editorial es, por un lado, los descuentos tan enormes que aplican gigantes como Wall-Mart, Costco y Amazon y, por otro, la próxima inauguración de la primera tienda en Canda del proveedor Target Corp.
En referencia a esto último, la periodista explica cómo el gobierno federal está revisando los movimientos de esta compañía para determinar si hay contenido local en sus estanterías y productos culturales. Algo que ya se contempló en el año 2010, cuando Ottawa valoró la propuesta de Amazon de crear su propio almacén allí. Al final, se le dio el visto bueno a la tienda on line, explica Marina Strauss, pero con la condición de que el gigante editorial invirtiera más de veinte millones de dólares, de los cuales un millón y medio se destinaría a actividades culturales, premios y la promoción de libros escritos por autores canadienses en el extranjero.
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