Kent Anderson, director general y editor de la revista Journal of Bone & Joint Surgery, Inc., ha publicado un artículo en el blog Scholarly Kitchen, del que también es director, en el que analiza por qué los libros electrónicos están haciendo temblar los pilares de la industria editorial y de las bibliotecas.
En su opinión, los editores son la mano visible que pretende que la transición a los eBooks sea un proceso lento, y así asegurar que los márgenes de beneficio se mantengan como siempre y para contrastarla también aporta las apreciaciones de otros especialistas.
Resulta peculiar, como explica Christian Davenport en el Washington Post, la situación que se produjo tras las vacaciones de Navidad de 2011: ante el aumento en las ventas de dispositivos como eReaders o tabletas, paradójicamente resultaba imposible adquirir títulos desde las bibliotecas. Este periodista define la situación como frustrante, ya que aquellos que pretendían sacar prestado un título de la biblioteca, o no estaba o no podían disponer de él cuando querían.
Los bibliotecarios, según Davenport, intentan llenar sus estanterías virtuales con títulos, pero el recorte de los presupuestos y la falta de cooperación por parte de los editores no se lo está poniendo nada fácil. Por último, los editores, de acuerdo con las tesis de Davenport, tienen miedo de la piratería y están recelosos ante ese futuro digital que puede desestabilizar la industria editorial. El articulista se muestra convencido de que en la mayoría de las ocasiones los editores limitan el número de eBooks que se ponen a disposición de las bibliotecas.
Por su parte, Kent Anderson destaca que ante esta situación los editores están nerviosos y los bibliotecarios desilusionados. El momento actual, según Anderson, está marcado por el hecho de que Amazon se ha convertido en editor y en la tercera fuerza encargada del préstamo en las bibliotecas, Apple ha presentado iBooks 2 e iBooks Author y Google Books no tiene visos de desparecer. Los editores tradicionales, según él, con sus cadenas de valor, y las bibliotecas, con el lugar adquirido en esas cadenas de valor, son vulnerables.
Anderson vislumbra el escenario actual de la siguiente manera. Si se tienen en cuenta los márgenes tan impresionantes de ganancia que ofrecen los eBooks, la posibilidad con la que cuentan los escritores para vender sus libros a unos precios interesantes y la forma de hacer buenas campañas de marketing a través de las redes sociales, los autores querrán abandonar las editoriales tradicionales. En palabras de Kent Anderson: “una nueva cadena de valor está emergiendo […] Se siguen haciendo libros, pero la forma y los interpretes son nuevos.”
Los editores y las bibliotecas, apunta Anderson, pretenden consolidar su posición anclados en el pasado y viviendo la vida que siempre han tenido: preservando los préstamos, regulando los suministros y propiciando la aparición de colas de espera para un eBook. Este editor sugiere que en lugar de que una biblioteca diga a un usuario que el libro solicitado no está disponible, trabaje con Amazon para crear un planteamiento de envío según el cual el interesado podría tener el título en su dispositivo durante una semana de forma gratuita y tener acceso a la mitad del contenido. Si el eBook se devuelve a la biblioteca durante ese período de tiempo, el usuario podría descargárselo y seguir leyendo ahí donde lo dejó. Si esto no ocurre, sería posible comprar el libro (la bibliotecas se harían con un tanto por ciento de dicha venta) o seguir esperando.
Kent Anderson cree en el papel fundamental que tienen las bibliotecas en lo referente a las campañas de marketing, pero entiende que si estas continúan considerándose a sí mismas lugares en los que se acumulan objetos físicos, las plataformas emergentes de libros electrónicos acabarán engulléndolas. También considera que las editoriales pueden tener en ellas un aliado interesante.
Para terminar, Anderson augura un futuro en el que, mientras los editores y las bibliotecas buscan respuestas compatibles con las expectativas de los usuarios, gigantes como Amazon, Apple y otros están desarrollando plataformas que guiarán a editores y librerías hacia un futuro, en el que puede que las editoriales y las bibliotecas, concebidas al modo tradicional, sean participes o no.
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