Brewster Kahle, fundador y director de Internet Archive, una organización sin fines de lucro dedicada a la preservación de todas las páginas web que son publicadas, ha expandido sus esfuerzos y ha comenzado a trabajar en un nuevo proyecto con el objetivo de conservar una copia física de todos los libros publicados hasta ahora en el denominado Physical Archive.
El periodista David Streitfeld analiza las ideas de Brewster Kahle acerca de la labor de almacenamiento y preservación de la información almacenada en archivos físicos en la era digital, en un artículo publicado en The New York Times.
En él se hace una reflexión sobre la importancia de lo físico en relación a lo digital y revela las inquietudes de Kahle, que a pesar de haber iniciado su archivo en el ámbito digital, desde junio de 2011 guarda y conserva también los textos físicos en el llamado Physical Archive of the Internet Archive [Archivo Físico del Archivo de Internet] ¿Con qué fin? Según sus propias palabras “nunca se sabe qué texto dibujará el retrato de una cultura”. Para ello ha construido un almacén de madera en un suburbio industrial de San Francisco con el fin de recoger una copia de cada libro publicado. Desde que comenzó el proyecto Internet Archive a Kahle le preocupó qué iba a ocurrir con los libros físicos, y una de las razones por las que inició el proyecto fue la idea de que, en el caso de un avance tecnológico en el área de la digitalización que supusiese tener que volver a “copiar” los libros, sería necesario tener los libros en papel para volver a llevar a cabo el proceso.

Además, Kahle afirma que "de la misma manera que estamos inventando un nuevo futuro, también debemos mantener el pasado”. Y va más allá al asegurar que “si la biblioteca de Alejandría hubiera hecho una copia de cada libro y la hubiera enviado a China o India, hoy tendríamos el resto de las obras de Aristóteles o las obras teatrales de Eurípides. Una copia en una única institución no es suficiente”.
El repositorio creado por Kahle está compuesto por contenedores diseñados expresamente para guardar los libros impresos, y cada uno de ellos tiene una capacidad para albergar unos cuarenta mil volúmenes, el tamaño de una biblioteca. Cada semana, llegan a este almacén 20.000 nuevos volúmenes, procedentes muchos de ellos de donaciones de bibliotecas y universidades entusiasmadas por descargar material que no tiene cabida en la era de internet.
Sin embargo, según sostiene David Streitfeld en su artículo, no todo el mundo aprecia la visión de Kahle de ofrecer un acceso universal a todo el conocimiento. Uno de los primeros comentarios en la página web del proyecto Internet Archive, después de que fuera anunciado en junio de 2011, fue el de un escritor que dijo no querer que el archivo conservara "todas sus obras, independientemente de la forma o del medio”. E incluso, según revela Streitfeld, algunos bibliotecarios no están seguros de la necesidad de un repositorio más allá del de la Biblioteca del Congreso.
El artículo completo (en inglés) se puede leer en este enlace
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