Las bibliotecas deben ofrecer algo más que libros y ser fuente de inspiración para la gente al margen de libros o de los medios que ofrezcan, según se desprende de un artículo publicado por la cadena de radiodifusión alemana Deutche Welle (DW), en el que se analiza la proyección que estas instituciones deberán tener en su camino hacia el futuro.
Entre los puntos fuertes actualmente presentes en muchas bibliotecas públicas figuran los makerspaces o espacios creativos, que reflejan los valores de la economía de intercambio. El concepto de makerspaces se originó en los Estados Unidos y en los países escandinavos. Se trata de áreas en las que se reúnen personas con intereses comunes que ofrecen a los visitantes la oportunidad de crear inventar y aprender el uso de diferentes recursos. Son en definitiva, laboratorios comunitarios abiertos.
En la ciudad alemana de Colonia su biblioteca ha sido valorada como la biblioteca del año 2015 por el lanzamiento de proyectos novedosos e inusuales y el desarrollo de estrategias para expandir los servicios habituales de una biblioteca, mediante la creación de puntos de encuentro intelectuales.
En esta biblioteca existe un área en la que se pretende fomentar el encuentro intercultural entre los refugiados y los residentes. Para ello, se dan materiales a aquellos inmigrantes que quieran aprender o mejorar su alemán, todo ello de forma gratuita. En la sala se ofrece gran cantidad de lecturas en lenguas distintas, desde el árabe al kurdo, y los voluntarios ayudan a familias rumanas, afganas o sirias a encontrar su lugar en una ciudad como Colonia.
En Dinamarca –explica el artículo– las bibliotecas son concebidas como una parte fundamental de cada municipio y un servicio básico para todos los ciudadanos. Una idea que difiere de otros países europeos, en los que muchas bibliotecas públicas se han visto obligadas a cerrar debido a la falta de fondos.
Con ese planteamiento establecido en los países del norte de Europa, las bibliotecas escandinavas son hoy lugares atractivos donde el préstamo de libros, CDs o DVDs es solo una muestra mínima de la cantidad de servicios que se ofrecen a los usuarios.
Una de esas bibliotecas es DOKK 1, un lugar calificado como el verdadero centro del conocimiento y de la cultura. Se trata de un espacio muy cercano a una estación espacial futurista, que se encuentra abierto prácticamente todo el día y que resulta muy atractivo e importante para todos los habitantes de la ciudad danesa de Aarhus, tengan la edad que tengan.
En DOKK 1 no solo se prestan materiales, sino que también se ofrecen servicios de interés general para la comunidad. Por ejemplo, es posible recoger el pasaporte o el carnet de conducir o presentar la declaración de la renta. Se trata de la biblioteca pública más grande de Escandinavia y un centro de formación de todos los ciudadanos.
Knud Schulz, gerente de esta biblioteca, asegura que las bibliotecas del futuro deben ser fuente de inspiración para la gente al margen de libros o de los medios que se ofrezcan. Esta biblioteca es un centro cosmopolita en el que existen espacios para que la gente se conozca y se reúna. Hay áreas destinadas a la familia, salas de juegos para los niños, zonas de lectura con vistas al puerto o tranquilos lugares donde dedicarse a la contemplación o al estudio.
El aprendizaje continuo y el intercambio de conocimientos entre los miembros de la comunidad deben ser los motores de las bibliotecas del futuro –asegura Schulz.
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