La navegación desde dispositivos móviles es una práctica habitual que ha motivado que cada vez sea más popular la utilización de los códigos QR para el intercambio de información. Uno de los ámbitos que ha descubierto las posibilidades que encierra esta herramienta tecnológica es el académico, y aunque todavía son pocos los docentes que utilizan este enlace de comunicación en su práctica diaria, existen experiencias educativas muy interesantes y atractivas.
Los códigos QR (Quick Response), también denominados códigos BIDI, son códigos de barras de respuesta rápida que almacenan toda su información en una matriz de puntos bidimensional. Su principal característica son los tres cuadrados que se encuentran situados en las dos esquinas superiores y en la esquina izquierda inferior, y que permiten detectar la posición del código al lector. El hecho de que la información esté codificada dentro de un cuadrado le permite almacenar gran cantidad de información, concretamente 4.296 caracteres de tipo alfanumérico. Esta información puede ser leída por las cámaras de teléfonos móviles provistos del correspondiente software, o bien por ordenadores, como hace el programa QRreader.
En el ámbito educativo las posibilidades que ofrecen los códigos QR son numerosas para su aplicación en la enseñanza-aprendizaje. Las experiencias docentes basadas en el uso de este tipo de conector son variadas, aunque muchas se centran sobre todo en actividades de promoción de la lectura y para proporcionar información adicional en los trabajos realizados por los alumnos en clase, mediante enlaces a artículos o vídeos en internet.
Un ejemplo de propuesta didáctica basada en la utilización de esta herramienta tecnológica es la llevada a cabo por el profesor José Hernández Ortega del Colegio El Valle-Valdebernardo (Madrid). En su blog Apuntes de Lengua, Hernández Ortega da cuenta de varias experiencias de fomento de la lectura entre los alumnos de primer ciclo de ESO basadas en recomendaciones literarias mediante el empleo de códigos QR. Dichas experiencias pretenden acercar esta herramienta al alumnado mediante la creación de sus propios códigos QR con una finalidad literaria:
- Exposición de fragmentos de libros en códigos QR. A través de esta propuesta, y mediante la utilización de códigos QR, el alumno recomienda un fragmento de su libro favorito a través de sus dispositivos móviles. Así, según explica Hernández Ortega, el alumno puede tener no sólo un texto, sino una recomendación de un libro en concreto. Cada alumno realiza una selección de un fragmento literario. Este fragmento puede verse en los teléfonos móviles a través de un código QR mediante el cual, además del fragmento literario se puede acceder a información sobre el autor y título del libro al que corresponde ese pasaje.
- Pósters temáticos sobre obras y autores en códigos QR con enlaces a archivos sonoros. Los códigos QR de estos carteles remiten a archivos sonoros grabados por el alumno lector del libro. En ellos se puede conocer tanto la opinión de varios alumnos sobre un mismo libro, como también las distintas obras de un único autor.
Otro ejemplo de la utilización de los códigos QR en el ámbito educativo son las experiencias llevadas a cabo por José Luis Gamboa, profesor de Lengua y Literatura en el IES La Rosaleda de Málaga. Su trabajo Actividades con códigos QR en el aula ha sido premiado con el sello Buena práctica Leer.es, correspondiente al mes de mayo de 2012. Las propuestas de Gamboa tienen un carácter distinto a las realizadas por Hernández Ortega, pero también son experiencias interesantes e innovadoras.
En una de ellas el docente propone la utilización de códigos QR para hacer un recorrido por las diferentes zonas del centro educativo. Los códigos remiten a vídeos en los que se describen los diferentes espacios del instituto, tomando nota de sus peculiaridades. Otra de las actividades de aula llevada a cabo por Gamboa consiste en la realización por parte de los alumnos de tarjetas navideñas en las que un código QR permite descargarse un audio con una felicitación.
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