El panorama general de aprendizaje ha cambiado y con él ha llegado el momento de plantearse si los deberes que los estudiantes realizan en sus casas son necesarios para hacer de ellos unos alumnos brillantes y si en realidad les ayuda a entender mejor la materia.

Los alumnos son todos distintos, por lo que ofrecer los mismos deberes es muy posible que no les funcione a todos de la misma manera. Katie Lepi recomienda en un artículo publicado en Edudemic, tener distintas opciones, algo que en principio puede significar realizar un trabajo extra, pero que a la larga resulta muy efectivo y conveniente. La idea es ofrecer distintos tipos de trabajos y dejar que los estudiantes elijan. De esta manera –continúa Lepi– se puede comprobar si los alumnos entendieron lo que se les ha explicado en el aula y si son capaces de aplicarlo.
Lepi está a favor de introducir algún tipo de tarea que se realice en casa e incluso que se incluyan los resultados obtenidos en la calificación final. Ahora bien, también recomienda a los docentes plantearse una serie de cuestiones antes de ponerse manos a la obra con la creación de estas tareas:
- ¿Es posible mandar a los estudiantes tareas para casa y que esto no suponga una auténtica pesadilla logística para el docente?
- ¿Con qué opciones se cuenta para el tipo de deberes que van a realizar los estudiantes?
- ¿Los deberes aportan algo a la materia o la amplifican?
- ¿Cómo es posible estructurar estas tareas para fomentar el pensamiento crítico de los estudiantes?
|