El DOI (Digital Object Identifier) es un concepto que se asocia principalmente con el ámbito de las publicaciones académicas, en el que suma la mayor parte de sus más de cien millones de registros. La conferencia celebrada en Milán para presentar los nuevos desarrollos de este identificador único y permanente, que proporciona información sobre la descripción de objetos digitales y su localización en internet, a través de metadatos (autor, título, datos de publicación, etc.), ha evidenciado su potencial para ofrecer otras utilidades, hasta la fecha poco conocidas y que resultan aplicables en un conjunto de sectores muy diverso.

 

Smartbook, el portal divulgativo de la red europea TISP (Technology and Innovation for Smart Publishing), ha publicado un extenso artículo firmado por Paola Mazzucchi, miembro de mEDRA y una de las conferenciantes, que recoge los contenidos principales del encuentro y evidencia de la naturaleza intersectorial del DOI. Películas de cine y activos de televisión, contenidos educativos, MOOCs o información utilizada por organismos de la administración pública son algunos ejemplos de los numerosos campos de aplicación que esta tecnología de marcado tiene por delante.

 

El programa del encuentro se dividió en tres sesiones centradas en distintos aspectos.

 

La primera de ellas estuvo dedicada a las aplicaciones que ofrece el DOI para crear un ecosistema que permita la vinculación de los contextos académicos con los de investigación. La abrió Ed Pentz, director ejecutivo de CrossRef, asociación de editores creada hace catorce años para proporcionar servicios de citación cruzada para revistas académicas en línea, y que cuenta actualmente con más de setenta millones de DOIs registrados.

 

A partir de su intervención se abrió un debate, conducido por Jan Brase, en torno a una interesante posibilidad: si los datos de los procesos de investigación pudieran citarse tal y como ocurre con las publicaciones, los beneficios para la comunidad científica  podrían ser enormes: la visibilidad de los contenidos mejoraría sustancialmente, se facilitaría la reutilización y la verificación de los datos y se evitaría la duplicación de trabajos de investigación ya existentes. En esa línea trabaja DataCite, que tiene registrados más de tres millones y medio de DOIs.

 

En la segunda sesión se presentaron numerosos ejemplos alejados de los usos tradicionales y conocidos, que ofrecieron en conjunto una visión general del escaparte de nuevas aplicaciones posibles del DOI; por ejemplo, en el cine. Raymond Drewry presentó en EIDR, un identificador basado en DOI para marcado unívoco de películas y contenidos televisivos que aporta elevados niveles de automatismo y eficiencia a la cadena de suministro.

 

Este código no reemplaza a los múltiples identificadores que maneja la industria audiovisual, sino que los vincula a través de una clave única que reduce el riesgo de identificaciones erróneas (duplicados, por ejemplo) que se producen a lo largo de flujos de trabajo y canales de distribución.

 

Otra perspectiva fue la que aportó Carol Riccalton, que describió la incorporación de los DOIs en las actividades del PO, la Oficina de Publicaciones de la Unión Europea. A través del PO se edita cada año una enorme cantidad de publicaciones, que necesitan dotarse de la mayor visibilidad y facilidad de localización posibles. El DOI ofrece para ello un aprovechamiento más que evidente, y de hecho más de un millón de identificadores han sido ya asignados a contenidos de la Unión Europea.

 

La temática del segundo bloque se completó con la exposición de Chuuk Wei, de Airiti, con una exposición que desde la perspectiva del DOI versó sobre la evolución que se está produciendo en el ámbito educativo y, más en concreto, en el de los MOOC (Massive Open Online Courses). Las facilidades que ofrece para la localización y el encadenamiento de cursos por materias, autorías, etcétera, o para asignar licencias a los contenidos, son algunas de las ventajas evidentes.

 

Los contenidos de la tercera y última sesión estuvieron focalizados en explicar la forma en la que DOI puede utilizarse para simplificar la gestión de derechos. Paola Mazzucchi la inició presentando la iniciativa conjunta de mEDRA y CLEARedi para ofertar opciones de licencias online y facilitar las transacciones de derechos, a través de una plataforma de agregación que facilite la gestión de las concesiones de licencias que los editores italianos suministran en relación con su repertorio de obras.

 

Siguieron más intervenciones que se cerraron con la de Larry Lannom, que repasó la evolución que ha llevado desde los simples hipervínculos con resolución múltiple del DOI usando tecnología web, hasta la resolución que utiliza diferentes ‘datatypes’, que describen las distintas funciones y servicios asociados a un DOI (datos bibliográficos, información de derechos, etcétera).          

 

En conjunto, el encuentro sirvió para constatar cómo todo puede combinarse de forma coherente cuando se tiene la habilidad de identificar y construir sinergias y de vincular el trabajo y el conocimiento adquiridos en diferentes proyectos e iniciativas. En ese escenario, el DOI tiene un encaje más que evidente.  

 

El artículo se cierra con este resumen de datos relativos al momento actual del DOI:

 

- 102 millones de DOIs registrados

- Tasa de crecimiento anual del 16,1 por cietno

- 2.000 millones de resoluciones cada año