Mark Ray, conocedor en primera persona de la profesión del bibliotecario escolar, en un artículo publicado en School Library Journal revisa los resultados del informe 2012 School Technology Survey of U.S. School libraries acerca de la escuela, la tecnología y la biblioteca escolar. Ray está actualmente al cargo de los servicios de Tecnología educativa y Bibliotecas de las escuelas públicas de Vancouver (Canadá) y cuenta con veinte años de experiencia como maestro de Biblioteconomía.
Haciendo una analogía con el póquer, Ray destaca en este artículo cómo el juego ha cambiado la concepción del aprendizaje y cómo las bibliotecas deben también cambiar para adoptar la tecnología, los recursos digitales y unas nuevas formas de trabajar.
Pese a ello, Mark Ray manifiesta su optimismo al observar cómo en la escuela se está utilizando la tecnología para innovar y cambiar la forma en que los estudiantes aprenden y los profesores enseñan. Pone como ejemplo el caso de las escuelas públicas de Vancouver, que incluyen en sus itinerarios formativos estrategias y cursos en línea, y en las que se observa un creciente uso de los dispositivos móviles entre los estudiantes y los docentes.
Teniendo en cuenta este viraje hacia un aprendizaje móvil y personalizado, los bibliotecarios escolares deben apostar más fuerte por los recursos digitales para satisfacer las necesidades de los estudiantes y profesores, afirma Ray. Respecto al informe mencionado declara que “cuando miro las estadísticas de la encuesta sobre el uso de los libros electrónicos y los recursos digitales, no veo un compromiso generalizado o suficiente entre las bibliotecas escolares”.
Los datos a los que hace alusión reflejan un crecimiento en el uso de libros electrónicos entre estudiantes y profesores estadounidenses, con poco más del treinta por ciento en el año 2011 a casi un cincuenta por ciento registrado en el 2012. Así mismo, dicha encuesta refleja una disposición a usarlos en el futuro por lo que en el año 2013 es posible que más del setenta por ciento de las bibliotecas escolares norteamericanas tengan y utilicen eBooks.
Otro de los datos que resalta el estudio, es que la mayoría de las bibliotecas no han hecho la transición al formato en línea. Así por ejemplo, un nueve por ciento de las bibliotecas escolares no tiene página web, y entre aquellas que cuentan con una, estas carecen de enlaces a recursos electrónicos. “Las bibliotecas escolares no tienen otra opción que “ir” en el juego de los libros electrónicos, los textos digitales, las bases de datos online y los recursos digitales” –asegura el especialista.
Los profesores-bibliotecarios, continúa, deben aprender, dominar y destacar en este “juego” de la tecnología y los recursos digitales. Su conocimiento debe ser generalizado, omnipresente, eficaz y completo. Pero el estudio parece demostrar lo contrario, lamenta Ray ya que “por cada profesor-bibliotecario que utiliza una tableta, hay otros tres que no lo hacen. Por cada bibliotecario escolar que utiliza herramientas 2.0 como Edmodo, Diigo y Pinterest, muchos otros no lo hacen”.
Muchos de los encuestados expusieron sus razones del porqué no habían adoptado los recursos digitales y la tecnología en sus bibliotecas y escuelas, entre las más comunes destacan: los presupuestos, la preparación y la incertidumbre.
- En lo referente a los presupuestos, en Vancouver muchos bibliotecarios escolares realizan esfuerzos colaborativos para invertir en la adquisición de eBooks a través de una campaña que se ha extendido por todo el distrito y que se basa en distintos recursos digitales.
- En cuanto a la preparación, en esta ciudad se prepara a los profesores bibliotecarios para que sean “líderes” en sus escuelas. Según Mark Ray transcurridos cinco años desde que se inició este programa, los bibliotecarios escolares son los primeros en aprender y adoptar tecnologías aplicadas a la educación. “Los profesores –dice– han aprendido a utilizar herramientas 2.0 como Google Drive, Wallwisher y Prezi”.
- Por último, existe una gran incertidumbre ante la cantidad de plataformas, proveedores y formatos, por lo que sólo es posible “poner todo el dinero sobre a mesa y jugársela en una partida difícil” –comenta. Ray confiesa haber apostado por ciertos proveedores, ya que sabe que su comunidad necesita que las colecciones sean móviles, digitales y de importancia. Y es algo, en lo que hay que pensar de inmediato, no teniendo la vista puesta en el año próximo.
En definitiva, los estudiantes, los profesores y las escuelas son digitales, pero en la mayoría de los casos, las bibliotecas, las colecciones o las habilidades, no lo son, concluye Mark Ray. Pero la buena noticia que extrae Ray de este informe, es que muchos bibliotecarios escolares están muy implicados en esta causa, por lo que es el momento de “ver la apuesta y elevarla. ¡Qué comience el juego!”.
Véase en Lectura Lab:
El bibliotecario escolar lidera la implantación de lo digital en EE.UU
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