La bibliotecaria y experta francesa en literatura infantil y juvenil, Geneviève Patte, asegura que experiencias como las realizadas en México en el marco del programa Salas de Lectura "son esenciales" en un mundo "que va tan deprisa", porque aportan familiaridad y generan confianza.
En su intervención en II Encuentro Internacional de Salas de lectura celebrado en México, del 27 al 29 de octubre de 2011, Patte, que dirigió durante treinta y cinco años la emblemática pequeña biblioteca redonda La joie par les libres hizo un canto a lo pequeño. “Lo pequeño es hermoso”, dijo en relación a las acciones de promoción de la lectura que se llevan a cabo con ese programa, que fue el eje temático del encuentro internacional.
En su exposición, Patte renovó su compromiso con la promoción del libro y la lectura, reivindicó el derecho de todos los niños a acceder a los mejores textos e instó a los bibliotecarios a mantener las bibliotecas permanentemente vivas. Afirmó también que el valor la experiencia mexicana Salas de lectura es múltiple, porque se puede adaptar a cualquier circunstancia. “Son sencillas, poco costosas y aportan un beneficio inmediato a los niños" –destacó.
Patte considera que la sencillez del proyecto es un elemento clave para el éxito de cualquier acción de promoción de la lectura, al que añade otros factores como:
- La importancia de la acogida: reconocer al otro y reconocerse a uno mismo a través de la palabra y de los libros.
- El impacto de la sorpresa: estar en lugares desacostumbrados, buscar los lugares más incongruentes, más sorprendentes.
- El poder de la emoción: la capacidad de conmover, de despertar deseo, dotar a la lectura de afecto, de ternura.
- El saber escuchar: actitud de escucha permanente, respeto por la palabra del niño: “es importante para él saber que su palabra es escuchada y reconocida”.
- El valor de la diversidad: “no dar una visión única del libro, cada uno tiene su propia lectura, no hay una lectura verdadera y una falsa”. Reivindicar la “diversidad de lecturas, diversidad de interpretaciones frente a la lectura única que habitualmente pide la escuela”.
Geneviève Patte habló también de la importancia de la calidad de los libros que se proponen a niños y jóvenes, y señaló las lecturas como un factor esencial de ese encuentro, ya que un buen libro "ha de conmover al niño y al adulto".
Como bibliotecaria y promotora de la lectura defendió la idea de que el lugar del bibliotecario no está en un despacho sino entre los niños pues entiende que “no estamos siempre suficientemente cerca de los niños”.
Patte está convencida de que la biblioteca podrá sobrevivir como lugar de encuentro, aunque para ello "habrá de estar siempre muy atenta a las cosas que llenan la vida de los niños, grandes o pequeñas, estar al acecho, escuchar y proponer nuevos caminos”.
En este sentido reivindicó la existencia de “espacios para compartir la lectura, espacios de encuentro, y ante todo establecer vínculos y relaciones”, una necesidad que considera acuciante en momentos de cambio como el que vivimos.
Según Geneviève Patte, hoy más que nunca "necesitamos hacer sentir en la gente la necesidad de encontrarse en la biblioteca" tanto como "construir bibliotecas abiertas a todos, romper la distancia y el temor hacia la lectura que puede percibirse en un sector de la población”. Sobre el futuro opinó: “No hay final para las bibliotecas; tienen un final abierto, como los cuentos”.
Geneviève Patte, internacionalmente reconocida en el campo de las bibliotecas infantiles, que aportó luces y orientación al desarrollo de las bibliotecas para niños y jóvenes en Francia y en otros muchos países del mundo, destacó que “trabajar con los niños es un regalo por la mirada maravillada que tienen ante cada cosa que descubren”, y porque a través de ellos a los “adultos se nos permite mirar con ojos nuevos el mundo en el que vivimos”. Avalan sus opiniones especialmente sus años como directora de La joie par les libres, conocida también como Centre national du livre pour enfants, en la localidad de Clamart, que desde 2007 adquirió un nuevo estatus al pasar a depender de la dirección del Libro y de la Lectura del Ministerio de Cultura de Francia.
La bibliotecaria, que también cuenta con una intensa experiencia como asesora de proyectos internacionales de lectura, considera que la biblioteca no tiene fin, que su final es abierto, como en los cuentos, y que sobrevivirá como lugar de encuentro, para lo cual "ha de estar siempre muy atenta a las cosas que llenan la vida de los niños, grandes o pequeñas, estar al acecho, escuchar y proponer nuevos caminos”.
Entre sus libros cabe mencionar títulos como Déjenlos leer. Los niños y las bibliotecas (México, FCE, 2008), todo un clásico sobre bibliotecas infantiles, y otros en colaboración como Lecturas, libros y bibliotecas para niños, editado en 1993 en la colección Árbol de la memoria de la Fundación, bajo la dirección de Claude-Anne Parmegiani. |