Papeles del Think Thank
Los especialistas de la FGSR
Los laboratorios de la lectura de la FGSR vienen generando desde hace décadas nuevos proyectos para impulsar la lectura en la sociedad. Los diferentes centros de la Fundación albergan el trabajo de equipos de especialistas en diferentes ámbitos de actividad de reflexión y experimentación para el diseño de propuestas innovadoras. En Lectura Lab tenemos la voluntad de compartir con todos vosotros nuestras ideas y también nuestras incertidumbres mediante la presentación de breves textos en los que se suscita alguna reflexión a cargo de miembros de la fundación.
Una de las personas que enriquece cada día la visión y experiencia de nuestra institución es Elisa Yuste. Elisa es coordinadora del Área de Promoción de la Lectura del Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil (CILIJ) de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Es responsable del análisis y selección de materiales de lectura en distintos soportes, así como miembro del equipo encargado de generar los contenidos para la plataforma PLEC (Proyecto de Lectura para Centros Escolares) ligada al SOL ( Servicio de Orientación de Lectura). Es licenciada en Filología y máster en Edición y en Libros y Literatura para Niños y Jóvenes. Elisa viene ocupándose con pasión de las circunstancias y variables que se deben tener en cuenta a la hora de entender el comportamiento lector de adolescentes y jóvenes con el fin de descubrir los cauces más adecuados para que los jóvenes ejerzan su derecho a la lectura.
Jóvenes y lectura
Por Elisa Yuste
La adolescencia es una época importante en la consolidación de los hábitos lectores. Los chicos tienen las destrezas suficientes para enfrentarse a lecturas de muy distinto tipo y en diferentes soportes; música, cine, revistas, internet forman parte de su día a día, y por ello les resultan especialmente manejables. Sin embargo, sus opciones de ocio son muy amplias, por lo que se les puede ofrecer cierta orientación para contribuir a su capacidad de selección y análisis crítico; eso sí, teniendo muy presente que en estas edades el acto de la lectura ha de ser, ante todo, libre y no condicionado.
Con los adolescentes, las propuestas tienen un objetivo principal: compartir lecturas, intercambiar opiniones y proporcionarles la oportunidad de expresarse, de comunicar sus temores y sus sueños, algo que muchas veces harán mejor a través de alguna historia ajena, pero que por su argumento y sus personajes les resulte a la vez cercana. Las actividades, aunque planteadas de forma lúdica, deben estar cuidadosamente diseñadas para cumplir estas premisas y mantener una estrecha relación con el tema tratado.
En el caso de los jóvenes, las propuestas deben contribuir a desarrollar su espíritu crítico, dotarles de diferentes perspectivas sobre la realidad, hacerles ver que la lectura, en sus diferentes soportes, constituye un recurso siempre disponible para favorecer las relaciones personales, el autoconocimiento, el desarrollo de competencias lingüísticas, literarias e incluso ideológicas; y contribuir a que la identifiquen como un entretenimiento, que forma parte de nuestro ocio cultural.
En cualquiera de los dos casos, un factor clave es el ambiente en que se desarrolle el trabajo en torno a la lectura. Ha de estar abierto a la discusión, a la evaluación de razonamientos y a la clarificación de ideas, y permitir a los adolescentes expresarse libremente. Hay que animarles a compartir lecturas y convertirlas en fuente de debate y comentario. Es importante establecer un marco de diálogo con los chicos que facilite conocer y comprender las características del colectivo con el que se va trabajar.
Para obtener mejores resultados en relación con su crecimiento como lectores, es recomendable organizar las actividades en torno a grupos de interés en distintos temas, que aglutinen un conjunto de acciones de animación con las que se pretenda acercar a sus miembros lecturas de calidad en distintos soportes sobre un tema determinado, como, por ejemplo, presentaciones de libros u otros materiales de lectura, proyecciones de películas y documentales, audiciones de música, talleres, charlas, debates, espectáculos, etcétera.
En estos grupos hay otros dos aspectos clave que deben complementar al tema en torno al cual se establezca el grupo y que son la participación activa de sus miembros, el hecho de que se conviertan en cocreadores de contenidos a partir de la propuesta del adulto; así como la utilización de las TIC como canal de comunicación y espacio creativo en el que verter dichos contenidos. Además de interesados en el tema, los jóvenes tienen que sentirse protagonistas, sentir que lo que están haciendo es más suyo que de nadie para implicarse realmente. Por otra parte, también es fundamental promover el surgimiento de lazos de amistad entre sus miembros de tal forma que se conviertan en espacios de encuentro.
En otro rango de importancia, hay otros ingredientes que también pueden constituir estrategias motivadoras entre este público: los concursos y las competiciones (con o sin recompensa), si bien se recomienda no abusar de ninguna de ellas. La vida, la de los jóvenes en particular, está plagada de pruebas que permiten demostrar destrezas y conseguir un reconocimiento por ello; los concursos de escritura creativa, de creación de cortos, de fotografía; las competiciones deportivas… pueden ser propuestas que sirvan de enganche para el desarrollo de actividades con unos objetivos más ambiciosos.
Una vez constituido un grupo, su potencial para ampliar el radio de acción de las propuestas es ilimitado; la fuerza de la recomendación tú a tú es superior a ninguna otra. En este contexto, el papel del adulto será el de guía, acompañante del lector, quien le facilitará ideas y caminos para realizar sus lecturas. Aunque la decisión final en la elección la tenga siempre el lector, el adulto deberá ponerle en contacto con buenos y variados materiales, próximos a sus gustos e intereses, y con diferentes contenidos y estilos que le ayuden a desarrollar el gusto personal y fomentar hábitos lectores estables.
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