Estos días hemos podido conocer que el grupo Penguin USA ha suspendido el préstamo de las versiones digitales de sus nuevas publicaciones en bibliotecas norteamericanas debido a "cuestiones de seguridad", noticia que ha sido reseñada en Lectura Lab. Penguin, además de retirar sus nuevos ebooks de las bibliotecas, ha decidido que ninguno de sus títulos esté disponible para préstamos a través del formato Kindle (decisión tomada pocas semanas después de que Amazon anunciara el lanzamiento de su nuevo modelo de suscripción en bibliotecas para usuarios del Kindle).
Todas estas decisiones conducen a preguntarse por qué un editor puede llegar a hacer algo así. Es de destacar que hasta ahora Penguin y Random House eran los dos únicos grandes grupos editoriales que ofrecían acceso sin restricciones a sus eBooks en las bibliotecas, y después de la decisión de Penguin, Random House será la única editorial que lo permite.
Para la analista Laura Hazard Owen, de PaidContent.org, hay varias razones posibles por las cuales Penguin ha tomado esta decisión, y todas ellas están estrechamente relacionadas con la alta demanda de eBooks en las bibliotecas y, según su opinión, los intentos por parte de esa editorial de impedir y restringir la demanda son, por lo menos, contraproducentes.
Según Steve Potash, director general de OverDrive, la plataforma que provee los libros electrónicos a las bibliotecas en los Estados Unidos, a Penguin le preocupa que el préstamo de sus eBooks en las bibliotecas reduzcan sus ventas.
Para OverDrive, otro motivo de preocupación editorial respondería al tamaño y composición de los grandes consorcios y las colecciones que estos comparten. Los editores tratan de asegurarse que suficientes copias de sus títulos tengan licencia de cara a la futura demanda en las bibliotecas, mientras que al mismo tiempo intentan equilibrar los intereses de los socios minoristas de la editorial, que se centran en las ventas de unidades. Según Potash, los editores están revisando las cifras de referencia de las ventas de libros impresos y CDs de audiolibros a las bibliotecas, y no quieren que estas ventas de unidades e ingresos se reduzcan drásticamente por licenciar libros digitales destinados al préstamo.
En opinión de Laura Hazard, a los editores en general, y no solo a Penguin, les preocupa que las bibliotecas presten versiones digitales de sus libros porque esto tendrá una consecuencia lógica: ya nadie necesitará comprar los libros, ya sea en copia impresa o en formato electrónico. A juzgar por su propia experiencia, Hazard no cree que el préstamo de eBooks en las bibliotecas afecte las ventas de libros, o al menos, no más de lo que lo ha hecho antes.
De hecho, aunque los libros impresos siempre serán más caros que los eBooks, los editores no deben olvidar que las bibliotecas están comprando libros electrónicos y están dando dinero por las licencias de las versiones digitales de sus títulos.
A pesar de que las razones que esgrimen los editores para retirar sus eBooks del catálogo de las bibliotecas no son convincentes, Laura Hazard subraya que no debemos olvidar que son argumentos que se aplican a muchos editores, no solo Penguin, y no está claro cómo se resolverá esta cuestión.
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