La decisión de Pearson, la editorial inglesa líder mundial en publicaciones educativas, de lanzar la plataforma Plug & Play, que permite el acceso con código abierto a sus contenidos digitales, ha generado reacciones muy favorables aunque también opiniones polémicas en cuanto a que el servicio no es ni tan abierto ni tan gratuito.
Desde el 1 de septiembre, Pearson, a través de Plug & Play, ofrece a los desarrolladores internos y externos la posibilidad de utilizar contenidos de su propiedad para crear aplicaciones digitales.
Diana Stepner, a cargo de las tecnologías del futuro en Pearson, dijo que el proyecto se vincula con la creciente tendencia hacia el desarrollo del código abierto y la colaboración. En su opinión, el código abierto se está convirtiendo en algo poderoso y la empresa se ha dado cuenta de que puede beneficiarse al permitir a terceros experimentar con los contenidos de su propiedad.
Pearson considera que uno de las ventajas de permitir el acceso a sus contenidos es la capacidad potencial para conectarse con un público nuevo. Entre los objetivos a largo plazo señalados por Stepner también figuran incrementar la conciencia de la marca así como la explotación de nuevos modelos de negocio.
Una vez que los desarrolladores se registran en la plataforma, pueden trabajar en la llamada “sandbox”, un entorno de pruebas que les permite experimentar con secciones de las bases de datos. Aquellos preparados para afrontar la producción de aplicaciones pueden utilizar gratuitamente las API (Application Programing Interface) aunque a partir de un cierto nivel de acceso a los datos tienen que pagar una cuota.
Sobre este punto John Pettigrew ha comentado en el blog FutureBook que si bien lo que ha hecho Pearson es digno de encomio, puesto que permite a los desarrolladores aprovechar su amplia biblioteca de contenidos, “no lo hace de forma altruista o porque crea en los contenidos libres”.
“Si bien los desarrolladores podrán acceder a los contenidos gratuitamente, hay límites estrictos acerca de cuánto podrán compartir antes de tener que pagar” –añade Pettigrew.
El comentarista añade que tampoco están claros esos límites y dado que llegados a un nivel los desarrolladores tienen que pagar el modelo no es tan distinto de otros vigentes en los que se hace un pre-pago sobre las previsiones y luego se vuelve a pagar si se exceden los límites.
“Lo que Pearson ha hecho (y esto no es ninguna sorpresa) –subraya Pettigrew– es construir lo que ellos esperan que se convierta en una nueva fuente de ingresos. Puede que tengan razón –con activos con FT Press, Longman y DK ya disponibles y otros sin duda en camino–, y no deja de ser una rica fuente de contenidos que los desarrolladores no tardarán en explotar” –admite el periodista.
Sin embargo, aventura que el éxito del esfuerzo dependerá de cuán abierto esté el acceso a los datos de Pearson. “Los desarrolladores –dice– serán cuidadosos a la hora de crear sitios o aplicaciones basados en unos datos por los que tienen que pagar antes de usarlos”.

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