Claire Armitstead, editora literaria de The Guardian, y responsable de la website del periódico británico, que tiene treinta y ocho millones de lectores diarios, cree que los desafíos de la edición en el nuevo entorno digital dependen de la solución a cuestiones básicas relacionadas con los ingresos, el almacenamiento de la información, la elección de la tecnología o las dudas respecto a la inestabilidad de la posición de la figura del editor.
Armitstead ha intervenido en las III Jornadas Técnicas organizadas por la Asociación Nacional de Editores de Libros y Materiales de Enseñanza ( ANELE) para analizar nuevas formas de lectura, donde presentó la estrategia digital de The Guardian.
El trabajo de Armitstead se ha visto respaldado por una gestión exitosa de las relaciones con los lectores y con los usuarios que acceden a sus contenidos en internet aunque nunca hayan comprado el periódico en formato papel.
En su exposición describió el modelo aplicado a la website de The Guardian, que ha roto con las fronteras clásicas del periodismo o de la edición en general, al incorporar el objetivo de hacerlo viable desde el punto de vista económico (por ejemplo, incorporando webs para búsqueda de empleo).
En esta misma línea, crean apps para dispositivos móviles, webs de apoyo a la campaña de defensa de las bibliotecas públicas en el Reino Unido o entornos específicos para la creación literaria o para la recomendación de libros, entre los que se encuentra el espacio para los libros infantiles, con objetivos similares al del Servicio de Orientación de Lectura de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
Dentro de esta experiencia atípica, se encuentra Root, portal para la escritura colectiva que se realiza en colaboración con la editorial Random House, a la que prestan los servicios de su plataforma online.
Armitstead fue precisa en cuanto a la orientación de la estrategia de The Guardian –con sus treinta y ocho millones de lectores por internet– frente al enfoque de su competidor, The Times, que tiene unos cien mil suscriptores de pago de su versión digital: “Prefiero poder hablar con treinta y ocho millones que con cien mil y buscar la solución económica a través de otras vías" –subayó.
Justamente uno de los desafíos de la edición, es a su juicio, resolver la cuestión de cómo generar ingresos en un medio habituado a la gratuidad, uno de los interrogantes sobre los que Armitstead organizó su exposición. Las otras preguntas se refieren a cómo almacenar la información de un modo sostenible; qué tecnología elegir en un momento en el que soluciones muy diferentes concurren en el mercado y cómo ejercer de editores en una dinámica en la que el editor ha perdido su posición de autoridad.
Armitstead está convencida de que los nuevos medios aportan una economía de costes tan imbatible que abre oportunidades insólitas hasta hace muy poco tiempo. En este sentido puso como ejemplo la captación a través de Twitter de veinte escritores árabes que permitió sacar adelante en muy poco tiempo un dossier completo sobre la vivencia in situ de las revueltas en los países de Oriente medio.
Junto a la explicación general del esquema de negocio on line, trazó un breve panorama sobre el trabajo que lleva a cabo en las redes sociales, cuya pieza fundamental es la producción y difusión masiva de contenidos en múltiples soportes (podcast, vídeo y texto) en un nuevo entorno en el que las noticias ya no “envejecen” como sucedía en la prensa de papel y cumplen una labor de archivo.
Claire Armitstead es también autora de diversas obras de ensayo como New Performance (Macmillan, 1994) o Women: A Cultural Review (Oxford University Press, 1996). Ha sido anteriormente editora de la sección de Arts (Cultura) de The Guardian y previamente fue crítica de teatro tanto para este periódico como para Ham & High y The Financial Times.
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