Los eBooks han puesto patas arriba el modelo tradicional de negocio editorial. Dentro de estos, los llamados libros mejorados o enriquecidos, un concepto aún por concretar, que añadirá a las ilustraciones y los textos otros elementos, pueden hacer aún más compleja la definición de los modelos contractuales y de derechos de autor asociados a la edición digital.
Los libros mejorados –del inglés Enhanced Books– parecen estar en el punto de mira de editores y escritores. Aunque hay quien los define como el siguiente gran acontecimiento en el mercado editorial, otros no lo tienen tan claro.
El artículo Enhanced Ebooks: The Next Area of Autor/Publisher Negotation [Libros mejorados: el siguiente campo de negociación de autores y editores] aparecido en la página Write4Kids del abogado especializado en edición y comercialización David Koehser, se adentra en las cuestiones económicas que afectan a este incipiente mercado.

Todavía no existe una definición exacta de estos libros mejorados, o como algunos también denominan, amplificados o enriquecidos. Lo único claro es que deben de contar con algo más que las ilustraciones y el texto de la edición en papel o de su versión electrónica. Ahora bien, cuáles podrían ser estos elementos, es una duda que sigue sin resolverse.
Todo dependerá del tipo de libro que se quiera producir. Se pueden incluir puzzles, juegos y concursos en aquellos destinados a un público infantil o juvenil; o recuperar noticias de radio y televisión e incluirlas en biografías y libros de historia. Hay todo un campo abierto a la creación, pero el camino de la imaginación a la acción puede estar lleno de obstáculos.
Existe la duda de cómo responderán los consumidores a este tipo de libros. Estos esperan una relación entre la calidad y la relevancia de los materiales añadidos, con el precio adecuado. Una de las opciones es que cada lector pueda elegir entre una serie de complementos, cada uno con su correspondiente precio, y crear un volumen personalizado.
Pero el quid del asunto surge de otras cuestiones: ¿Quién controlará el producto? ¿Cuál será el modelo de financiación?
Los eBooks han trastocado el modelo de financiación tradicional. Muchos escritores sostienen que aunque la producción de un libro electrónico supone ciertos gastos de conversión, también implica ahorros importantes al eliminarse los costes de imprenta, encuadernación, almacenamiento y envío. Así que muchos argumentan que los libros electrónicos deberían soportar una mayor tasa por los derechos de autor que la que tiene la versión impresa.
En el caso de los libros mejorados la situación se complica, ya que cada uno tendría un coste distinto dependiendo de los elementos que se le añadan. Por tanto, si se parte de las premisas de que el precio de coste variará y no se conocerá hasta que el producto esté acabado, y que tampoco se sabe a ciencia cierta cuánto está dispuesto a pagar el cliente potencial, el editor o el escritor difícilmente pueden calibrar la tasa por derechos de autor que habría que aplicar.
David Koehser plantea la conveniencia de que el autor tenga un papel sustancial en el diseño final del producto, incluso que pueda tener derecho a autorizar o denegar su puesta en circulación. Obviamente, ambas partes tendrían que colaborar entre sí desde el principio del proyecto para evitar que el editor haga una inversión sustancial y que, al final, el autor se niegue a dar su aprobación definitiva.
Como condición adicional, el acuerdo podría incluir una cláusula use it or lose it [de uso o pérdida]; es decir una cláusula en virtud de la cual los derechos no utilizados se perderían. Así, si el editor no produce el libro mejorado dentro del plazo establecido, todos los derechos revertirían al escritor.
Otra posibilidad consistiría en que el autor retenga sus derechos sobre el libro mejorado, pero dando al editor el derecho de tanteo. Si este último no ha ejercido su derecho en el período establecido, el escritor puede seguir adelante con el proyecto, ya sea directamente o a través de un licenciatario.
Sean cuales sean las circunstancias, ambas partes deberán determinar los derechos de autor o la parte de los ingresos netos que se deberán pagar al escritor. Una solución posible podría ser una cláusula en la que se indique que la compensación destinada al autor es negociable, colocando de esta manera a éste en una posición elevada de negociación. Pero tendrá que ser en beneficio de ambos que las partes acuerden una tasa y saquen el libro al mercado; en caso contrario ninguna de las dos obtendrá ningún ingreso, y los derechos permanecerán inactivos.
En fin, posibilidades diversas que suman oportunidades e incertidumbres al aún complejo marco de la edición y los derechos de autor relacionados con los libros digitales.
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