Jenn Webb, asidua colaboradora de la revista estadounidense on line O'Reilly Radar, ha recogido las reacciones surgidas en torno a tres polémicas desatadas durante la semana: la aplicación Price Check de Amazon para comparar precios, el aumento de los abonados digitales en Consumer Reports, y por último la insatisfacción de los consumidores respecto de Kindle Fire.
Webb, que normalmente se ocupa de la actualidad y presenta en sus post los temas que han sido objeto de los debates más encendidos, se ocupa, en primer lugar, del jaleo suscitado por la aparición de la aplicación de Amazon diseñada para comparar precios.
Hace unos días Amazon anunció un descuento especial para aquellos clientes que utilizaran su nueva aplicación, una forma de explorar en las tiendas tradicionales pero luego comprar en Amazon. Si bien la aplicación solo funciona con productos de electrónica, juguetes, deportes, música y dvd, la Asociación de Libreros de los EE.UU. también se ha opuesto a esta promoción. (Véase Lectura Lab)
Richard Russo, escritor estadounidense ganador del Premio Pulitzer en 2002, escribió un artículo de opinión en el que expuso algunas de las reacciones de sus colegas escritores al respecto, hizo un elogio de las librerías independientes y terminó acusando a Amazon de acabar con la cultura de la lectura.
Las réplicas no se hicieron esperar. Hubo quien respondió e incluso acusó a Russo de doble moral. Otros destacaron la singularidad de las pequeñas librerías, algo de lo que carecen las tiendas en línea.
En el otro extremo, Farhad Manjoo lanzó todo un llamamiento en Slate en el que animaba a los consumidores a comprar libros en Amazon: “No apoye a su librería local: compre libros en Amazon, es mejor para los autores, para la economía y para usted”.

El segundo tema abordado por Jenn Webb está relacionado con la publicación Consumer Reports y el hecho de que el número de sus abonados digitales ya supere en seis veces a los de The Wall Street Journal. Sus ingresos por suscripciones digitales fueron superiores a las de papel en el mes de agosto y curiosamente el alza de la versión electrónica no ha supuesto un descenso de los seguidores de la impresa.
Entre las claves de su éxito se destacan dos: que su cuota de suscripción no haya variado y que cuente con una política según la cual no se permite la utilización de publicidad con el fin de mantener una reputación de recomendaciones sutiles –publicidad sí, pero manteniendo una calidad acorde a la línea de publicación–.
Por último, para ilustrar el tercer tema candente, Webb rescata un artículo de Peter Meyers, consultor y autor de libros digitales, en el que expone su visión sobre la última tableta de Amazon.
En su opinión, Apple nunca debería haber lanzado al mercado un dispositivo como Kindle Fire, ya que le quedan muchos detalles por limar: la pantalla táctil es demasiado lenta, las aplicaciones de revistas no se ajustan al tamaño del dispositivo, se le puede dar con demasiada facilidad al botón de encendido, etcétera.
Según apunta Meyers, Kindle Fire no se hizo pensando en consumidores de Apple, sino en aquellos que no se pueden gastar los casi cuatrocientos euros que cuesta un iPad y que quieren formar parte de esta revolución de las pantallas táctiles. No tiene ninguna duda sobre qué dispositivo es superior: “El iPad 2 está a años luz de él [Kindle Fire] y me permite consumir y crear sin tensión”. Habrá que esperar para ver cómo funcionan los cambios que ya ha anunciado Amazon para el Fire.
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