¿Es posible la conversión de los escépticos del eReader? ¿Qué ventajas encontramos en la lectura de libros electrónicos a través de dispositivos de una sola función? En respuesta a estas cuestiones, Chris Meadows, en su habitual columna en Teleread, pone como ejemplo el caso de Bohyun Kim, una bibliotecaria del Departamento de Acceso Digital (Digital Access Librarian) de la Florida International University Medical Library en Miami, y partidaria de iPad, que asegura haber encontrado una razón de peso para la utilización de un dispositivo eReader: la ausencia de distracciones en la lectura.
Meadows señala en su artículo que, a pesar de la naturaleza digital del puesto de trabajo de Kim, ella nunca ha sentido la tentación de obtener un dispositivo eReader de tinta electrónica, principalmente porque ya tenía un iPad. Sin embargo, el autor advierte que cuando esta bibliotecaria tomó prestado de su biblioteca universitaria un Kindle cargado con libros electrónicos, disfrutó de la experiencia más de lo que esperaba. Y aunque también señaló el peso más ligero del dispositivo y la disminución de la fatiga visual en su pantalla como dos de las ventajas de Kindle, lo que realmente le gustó fue que había pocas distracciones que se interpusieran en su lectura.

Según declara Bohyun Kim, cuando ella utiliza el iPad como un eReader, el principal problema con el que se encuentra, aparte de su peso y el perjudicial brillo de la pantalla, es la falta de concentración en la lectura que le provocan estos dispositivos. Al utilizarlos, Kim señala varios elementos como foco de las distracciones en su lectura: navegar por internet, la consulta del correo electrónico, la lectura de tweets y las actualizaciones de Facebook. Frente a ello, la bibliotecaria opina que en el dispositivo de una sola función fue más fácil continuar leyendo durante mucho más tiempo, y advierte que, aunque a veces tenía ganas de conectarse a la red y hacer algo más, a menudo resistía esos impulsos porque simplemente no tenía ganas de moverse.
Bohyun Kim advierte que, como lectora, disfrutó de la experiencia, aunque como bibliotecaria revela que esto la hizo avergonzarse, ya que, mientras ella estaba leyendo en su dispositivo solamente un libro electrónico, al mismo tiempo estaba bloqueando y privando a otras personas de leer los más de noventa libros almacenados en él.
Aunque Chris Meadows comprende a aquellas personas que se sienten satisfechas de tener dispositivos de una sola función que les salven de sus propias distracciones, este hecho le resulta desconcertante. Según señala, cuando quiere leer un libro, no hay obstáculos que puedan distraerle (revisar su página de Facebook, correo electrónico, etcétera), incluso si está leyendo en un dispositivo que puede hacer ambas cosas. Meadows sugiere que, más que un problema de concentración en la lectura, quizás sea más una cuestión del medio de comunicación o difusión utilizado, ya que según confiesa “tengo problemas para ver programas de televisión y películas en mi ordenador sin hacer una pausa cada cinco minutos para acceder a otros recursos. Así que tal vez el problema en mi caso sea sólo el tipo de medio de comunicación”.
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