Con motivo del Festival de Literatura de Manchester, personalidades relacionadas con el mundo editorial se reunieron en el Anthony Burgess Centre para debatir sobre el papel del editor tras el auge de la autoedición.
El grupo lo formaban veteranos del sector editorial del Reino Unido como Lee Brackstone, de la editorial Faber; Michael Schmidt, de Carcanet Press; Peter Hartey, de Poetic Republic y John Mitchinson, de Unbound.
Algunos estaban de acuerdo en que el papel del editor está en serio peligro. Hartey por su parte manifestó su convencimiento de que los algoritmos serán los editores del futuro. Michael Schmidt, por otro lado, adoptó una postura diferente alabando la importancia del editor al ser ésta la figura que se encarga de mantener la calidad literaria.

La escritora Tasha Smith, en un artículo publicado en The Huffington Post en el que analiza lo presentado en ese debate, apuesta por la figura del editor y defiende su importancia.
En su opinión los lectores sólo quieren tener un acceso fácil a los libros, y mientras unos están felices de leer en Kindle, otros todavía confían en las ediciones de bolsillo. Pero claro, continúa Tasha Smith, a un lector real no le preocupa el formato sino el contenido, y es ahí donde el editor cumple su función.
La escritura digital está ganándose una mala reputación, cree esta escritora. Asegura además, que la gente paga menos por un eBook por una razón, porque no esperan que tenga la misma calidad.
Los que todavía consideran que la figura del editor es fundamental son los escritores que publican en papel. En su aspiración por ser novelista, Tasha Smith espera trabajar siempre con un editor que le asigne la editorial. “Para mí esto es el Santo Grial de la escritura” –afirma. "Cualquier escritor que se precie –subraya–, sabe que un libros pasa por varios borradores antes de que se de el visto bueno y se lance para su lectura"·.
Reconoce estar cansada de la visión pesimista de los “peces gordos” del sector editorial. “Cuando apareció el cubo de rubik fue todo un éxito –dice–, pero esta fama no hizo que la gente dejara de jugar al ajedrez”.
No cree que su generación sea la que preocupa al sector editorial. Ahora bien, conoce casos en los que un niño de cuatro años no puede escribir su nombre, pero si que es capaz de jugar on-line a los dos. Seguro que en un futuro cercano, vaticina Tasha Smith, las cunas estarán conectadas mediante bluetooth y se emitirán cuentos para bebes en streaming desde la icloud más cercana.
Para finalizar, el encuentro concluyó con que la edición moderna tenía que empezar a buscar nuevas formas de llegar a los lectores y esforzarse por mantener la calidad. En este afán, según la opinión de esta periodista, los editores serán necesarios para asegurar que el “juego” no se quede en punto muerto.
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