Las bibliotecas deben crear sus sitios web y catálogos pensando en sus usuarios. Esto, que podría parecer una obviedad, es algo que comienza a ser tenido en cuenta en los últimos años, según explicó Matthew Reidsma, especialista en la creación de sitios web para bibliotecas, en una conferencia impartida durante el Internet Librarian International 2012 con el título " Your library website stinks and it's your fault" [ Tu sitio web apesta y es culpa tuya] y que recoge íntegramente en su blog.
En los orígenes de la automatización de las bibliotecas comenzaron a crearse interfaces para la consulta de los catálogos pensando en que serían consultados por expertos, pues los bibliotecarios ejercían como mediadores para el usuario. La consulta a los catálogos se abrió en los años 1990, de manera que el usuario pudiera realizar por sí mismo las búsquedas bibliográficas. Sin embargo, los catálogos siguieron construyéndose pensando en los expertos, y no en los usuarios.
Es por eso por lo que esos catálogos son difíciles de utilizar y crean una tensión entre la biblioteca y el usuario, opina Reidsma. A menudo olvidamos que los sitios web deben servirnos para conectar con la gente, con los usuarios. Parafraseando al bibliotecario australiano Hugh Rundle, «tus usuarios no vienen a tu biblioteca en busca de libros, vienen en busca de consuelo o excitación, compañía o soledad».
Reidsma considera que, con esa actitud, se hace sentir estúpido al usuario en un momento crítico para él, justamente cuando admite no saber algo sobre un tema y acude a la biblioteca en busca de información. Entonces se magnifica su deficiencia al hacerle más complicada la búsqueda de información, se le hace sentir mal.
¿Cómo podemos saber lo que los usuarios necesitan?, se pregunta Reidsma. El secreto está en escucharles, no en intuir lo que quieren. Reidsma señala en su conferencia varios consejos y sorprende al incluir algunos que tienen mucho más que ver con un cambio de actitud respecto del trabajo en equipo que con recomendaciones de carácter técnico:
- Ser amables, pues aunque no es un factor imprescindible para el éxito, su ausencia podría llevar a descarrilar un proyecto.
- Permitir la participación a todos los miembros del equipo. No se trata de garantizarles el derecho a veto, sino de ofrecerles la posibilidad de contribuir al proyecto.
- Entender la cultura, pues cada biblioteca tiene una diferente. Eso facilitará el trabajo en equipo.
- Respaldarse en los datos, especialmente en los mapas de calor —que señalan con colores más llamativos las partes de un sitio web en las que se hace clic o se pasa con el ratón más frecuentemente— y los test de legibilidad. En este último sentido Reidsma recomienda facilitar la lectura tanto como nos sea posible.
- Iterar, no rediseñar. Reidsma aconseja ir añadiendo pequeños cambios con cierta regularidad, de esa forma siempre estará actualizado y el trabajo se realizará poco a poco.
- Realizar las cuestiones oportunas: «¿Cómo hacen esto mis usuarios?», «¿cómo queremos que se sienta la gente en nuestro sitio web?». Dejemos de crear herramientas para expertos, hagámoslas para nuestros usuarios, exhorta Reidsma.
En resumen, ¿estamos preparados para que nuestros sitios web dejen de apestar, para enfocarlos a nuestros usuarios? |