En los relativamente recientes inicios de la expansión de lo digital, algunos especialistas opinaban que los libros electrónicos iban a suponer una nueva era en el mundo de la lectura. Según estos “profetas”, las ventas de libros físicos iban a caer drásticamente mientras que las de eBooks iban a dispararse. Algo que según Andy Richardson, director ejecutivo de Influential Software, no está siendo del todo cierto por diversos motivos. Los explica en un artículo publicado en TeleRead.
Esta profecía en torno a la lectura en formato digital se basaba en la idea de que las ventas de eBooks eran un elemento añadido dentro del mercado global del libro, cuando los editores, explica Andy Richardson, no cuentan en estos momentos con ninguna forma que les permita rastrear si las ventas de eBooks han supuesto o no la canibalización de las compras de los formatos impresos. Se ha dado por hecho, continúa, que los eBooks eran una nueva categoría de producto en lugar de libros en distinto formato. Incluso Estas proyecciones, añade, se basaban además en la suposición de que la lectura digital reestructuraría la edición ante la trayectoria del bajo crecimiento que venía presentando un mercado ya maduro.
Si se hace balance de este año 2012, se puede comprobar cómo la lectura digital se encuentra ante un futuro más plano del que se esperaba, comenta Richardson. Así como las ventas de lectores electrónicos y de tabletas no han parado de crecer, el futuro para los primeros parece más bien incierto. La tendencia más clara es que aquellos que hace dos años se lanzaron a la comprar de un eReader, en estos momentos se están haciendo con tabletas. Es muy probable, explica este experto en software, que muchos propietarios de lectores electrónicos en estos momentos ya tengan ambos dispositivos.

Esto supone una gran noticia para los propietarios de plataformas como Kindle o Apple, a los cuales les trae sin cuidado si sus consumidores leen libros, ven vídeos o juegan a los Angry Birds, ironiza Richardson. Algo más complicado lo tienen los editores, ya que sus libros electrónicos no sólo tienen que competir con el resto de las editoriales, sino con cualquier medio digital ofertado en cualquier tienda de aplicaciones para tabletas.
Cuando Andy Richardson analiza la tendencia en el precio de los eBooks y las ofertas que se han estado realizando con el fin de aumentar las ventas de libros, parece que las editoriales no han podido recuperar el dinero de los descuentos aplicados. Esta medida, por tanto, tampoco ha sido la más adecuada para el sector editorial.
¿Cuál será la tendencia para el próximo año en el sector? –se pregunta Richardson–. Pues de lo poco que se aventura a pronosticar, es que los libros electrónicos continuarán creciendo dentro de mercado de los libros, pero lo más probable es que la tasa de crecimiento vaya desacelerándose. En parte porque muchos lectores habituales han hecho ya la transición a lo digital, y en parte también porque una mayor participación en el mercado global lleva una desaceleración natural en el crecimiento.
Para finalizar su artículo, recomienda a las plataformas de lectura digital que sean más abiertas y proporcionen sus datos a los editores. Las tiendas de aplicaciones y los ecosistemas de contenido para móviles tienen en su poder datos sobre lo qué quiere la gente, cuándo lo quiere y cuánto está dispuesto a pagar por ello. Si los editores no tienen acceso a estos datos, ni cuentan con la capacidad necesaria para interpretarlos, se encuentran en una clara desventaja cuando se enfrentana la creación de un producto que se ajuste a los gustos de mercado. Además, concluye, si esto no se hace pronto es probable que las editoriales se queden atrás en términos de innovación.
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