La escritora Juli Monroe, colaboradora habitual de TeleRead, sostiene en un artículo que si bien a veces es prácticamente imposible disuadir a los consumidores para que dejen de piratear libros electrónicos hay algunas medidas sencillas de poner en práctica y que pueden agradar a todo el mundo. Entre las ideas que Monroe sugiere para luchar contra la piratería figura la eliminación de la protección DRM, no gravar los precios de los ebooks para que convenga más un libro en tapa dura, dotar adecuadamente a las bibliotecas o lanzar ebooks de calidad a precios accesibles.

En otro artículo también publicado en TeleRead, Monroe explica cuáles son las tres razones por la que una persona reconoce que se descarga libros electrónicos de forma ilegal. A partir de esas tres razones, Monroe ofrece otras tantas soluciones:
Porque me gusta coleccionar materiales.
Ante esta afirmación, esta escritora confiesa que hay pocas cosas que se puedan hacer. “A los coleccionistas –dice– les gusta coleccionar por una cuestión de cantidad”. Se pueden ofrecer ebooks gratis, continúa, pero esto sólo sería bien recogido por aquellos consumidores que están dispuestos a descargarse los libros de forma legal. Por tanto, el consejo es que las editoriales o proveedores no se preocupen demasiado por este grupo de consumidores, aunque por supuesto desaprueba esta práctica.
Nunca pagaré por un ebook.
Existen consumidores que se niegan a pagar por un libro electrónico porque están en contra del DRM, porque no son verdaderamente sus propietarios y además consideran que son demasiado caros.
Para Monroe, una forma sencilla de acabar por lo menos con las dos primeros motivos, es eliminando el DRM. Es muy sencillo crackearlo y no sólo no evita la piratería sino que enoja a la mayoría de los lectores, aclara.
En lo referente al precio, continúa, una solución no es poner todos los ebooks a un euro, pero lo que no comparte esta escritora es que se inflen las cantidades con la intención última de llevar a los consumidores a comprar los libros en tapa dura. “Queremos que se nos dé un trato justo con precios decentes –subraya–, y cuando podamos comprarlos, lo haremos”.
Por último Monroe hace también referencia al papel que juegan las bibliotecas, ya que si un lector puede conseguir un ebook de forma gratuita, la necesidad de piratearlo disminuye considerablemente. Las políticas editoriales con respecto a las bibliotecas son totalmente ridículas, opina: “las bibliotecas son tus amigas, no tus enemigas”.
El libro que quería no estaba disponible en su formato digital.
La solución es más que obvia, comenta Monroe. Los libros tienen que estar disponibles, deben publicarse en formato digital títulos que ya estén descatalogados y eliminar todas las restricciones territoriales existentes. En definitiva, lanzar ebooks de buena calidad y a precios decentes, es la manera de mantener y de atraer a un mayor número de lectores.
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