Hace unos años un ejecutivo de Microsoft decidió abandonar su trabajo para cambiar el mundo. Su nombre es John Wood y su intención acabar con el analfabetismo. Para ello creó la ONG Room to Read cuya misión es alfabetizar a todos esos niños que viven en países desfavorecidos y que no tienen la oportunidad de leer libros en sus lenguas maternas.
Desde la creación de esta ONG en 1999, ya ha llegado a más de siete millones y medio de niños, y ha construido quince mil bibliotecas y mil seiscientos colegios. Además, y eso es algo que mucha gente no sabe, se ha convertido en una de las editoriales de libros infantiles más importantes del mundo. Hasta la fecha ha editado más de ochocientos cincuenta títulos y se espera que esta cifra llegue a los mil a finales de este año.
Una forma de escapar del analfabetismo y de la pobreza es a través de la alfabetización. Con esta idea en la cabeza, comenta Wood en un artículo publicado en Publishing Perspectives, se decidió proporcionar libros a aquellos niños que vivían en zonas desfavorecidas del planeta, pero en su lengua materna. Es difícil, asegura, que un niño se entusiasme con la lectura si no dispone de libros en su idioma.

Lo primero que hizo Wood fue presentarse ante el presidente de eBay y pedirle financiación para su proyecto. Una vez conseguido, se dirigió a Nepal donde supo de la existencia la Nepali Society for Children´s Literature. Su idea era que se editaran e ilustraran libros en este país y en su lengua original. En tan sólo un mes tenían más de sesenta y siete manuscritos para elegir.
Dado que Room to Read funciona a nivel mundial, podría pensarse que lo más sencillo hubiera sido tomar libros ya editados, solicitar la licencia para utilizar el contenido a las editoriales y más tarde añadir las imágenes para superponer el contenido en el idioma del país en el que se fuera a lanzar. Pero Booth desterró esta idea de su cabeza, porque aunque fuera más sencillo, él apostaba por realizar o adaptar los contenidos a los entornos culturales en los que iba a aparecer el título, y para ello decidió contar con la colaboración de personas originarias del país. “Para unos niños de Zambia leer un libro sobre las Navidades, los villancicos y los copos de nieve sentados alrededor de una chimenea, no tendría ningún sentido” –sostiene.
Por consiguiente cada persona responsable de un país contrata a un coordinador que se encargue de revisar que la edición se realiza en el idioma local, además de crear un comité de consulta y un grupo compuesto por académicos, personas pertenecientes al ministerio de Educación, expertos en la lengua y autores locales.
En el 2011 la Unesco distinguió a Room To Read con el Premio Confucio de Alfabetización con el que se reconoce su éxito en la producción y distribución de libros de gran calidad para jóvenes en Asia y África. |