Editores y bibliotecarios se afanan por explorar nuevos caminos, movidos por el cambio de paradigma que experimenta el sector de la edición y la distribución del libro. Entre las voces más significativas que se escuchan en los foros profesionales está la de Mike Walsh, autor de Futuretainment, que sugiere que hay que dar un paso más en la renovación de editoriales y bibliotecas, trazando su futuro como en un papel en blanco y con la atención puesta en las generaciones futuras, en nuestros hijos, en cómo ellos lo harían.
Dos son los foros profesionales en los que fija la atención el editor Robert Harington en una nota publicada en The Scholarly: la reunión de la Special Libraries Association (SLA) en San Diego, cuya conferencia de apertura corrió a cargo de que Mike Walsh; y la cita en San Francisco de la Society for Scholarly Publishing (SSP), donde resonaron las palabras de Tim O’Reilly.
Con los ecos de estas reuniones enhebra Robert Harington una reflexión que quiere compartir con editores y bibliotecarios acerca de las nuevas realidades del sector y de las oportunidades que se abren ante ellas. La cuestión no es el avance tecnológico en sí mismo, afirma Harington, sino que los editores hagan el ejercicio de re-imaginar sus negocios planteándose preguntas de fondo como: ¿Qué productos han de desarrollarse? ¿Cómo organizar las empresas para alcanzar sus metas? o ¿Cómo trabajar de manera diferente? En este sentido, el editor se identifica con lo expresado por Walsh en su intervención en San Diego. “Él sugiere que tenemos que pensar más allá de nuestro negocio heredado y atender las necesidades de la próxima generación de los creadores de contenidos y los consumidores" –dice.
Harington resalta lo claro que fue Walsh cuando apeló directamente al auditorio y sin rodeos afirmó que "el cliente del futuro no es un grupo demográfico, son vuestros hijos". Esta premisa sirvió a Mike Walsh para plantear una hipótesis y lanzar un reto: "Si vuestros hijos tuvieran vuestro trabajo, ¿qué podrían hacer de manera diferente?". En la misma línea, comenta Harington, corrió la intervención de O'Reilly en el encuentro de la SSP, donde destacó que los niños experimentan hoy la vida de forma distinta, familiarizados con dispositivos, aplicaciones y herramientas que les aproximan el lenguaje de la creatividad, realidad respecto a la que O'Reilly se pregunta: “¿Estamos recableando el cerebro de nuestros hijos?”.
De estas intervenciones se puede concluir, apunta Harington, que los editores deberían preguntarse más acerca de los comportamientos, necesidades y puntos sensibles de sus usuarios. Más allá de la forma en la que se utiliza la tecnología, hay que prestar atención –afirma el editor– en cómo las relaciones y estructuras sociales están cambiando con estos usos. Las respuestas hay que buscarlas, según coinciden estos especialistas, en los usuarios y compradores, para lo que es preciso hacer un esfuerzo por entenderles –remarca Harington, que afirma que la clave para desarrollar productos editoriales de éxito está en entender el comportamiento del cliente o usuario.
Las cosas están cambiando, insiste Robert Harington, y los modelos operativos que antaño regían las organizaciones, basados en el control, ya no sirven. Por el contrario, los elementos diferenciales de calidad que pueden dar valor a estas organizaciones hoy son según el editor su “agilidad y velocidad, junto con la capacidad de colaboración flexible”. Así, destaca que el camino hacia la innovación es el que preconiza Walsh, cuando “nos anima como editores, bibliotecas y sociedades académicas a crear redes internas de trabajo rápidas basadas en la gestión en la nube”, declara Harington.
Un ejemplo en este sentido es el que encarna la doctora Geneviene Bell, antropóloga cultural y directora de Investigación en Interacción y Experiencia en los laboratorios de Intel; que ha sido galardonada en 2013 por su liderazgo con el Women of Vision Award. En este vídeo describe su trabajo: observar, comprender y reenventar la forma en la que se usa la tegnología.