Para Chris Meadows, habitual colaborador de TeleRead sobre las nuevas tecnologías y el mundo del libro, la polémica acerca de que según las encuestas la mayoría de los lectores prefiere los libros de papel se asocia al efecto "máquina de hacer pan".
Meadows se refiere a los datos publicados por The Sunday Times, por una parte, y a la encuesta de Rasmussen Reports según los cuales el sesenta y cinco por ciento de los británicos y el setenta y cinco por ciento de los adultos norteamericanos prefiere todavía leer en libros de papel.
El articulista señala que es posible que muchos de los que dicen preferir libros impresos no hayan intentado leer en dispositivos digitales y por tanto no lo saben a ciencia cierta. Es más, asegura Meadows que si probaran, "podrían ser convertidos".
Todo esto le ha hecho pensar en una anécdota que siempre relataban sus padres acerca de la máquina de hacer pan que sólo requiere incorporar los ingredientes, apretar unos botones y volver más tarde para disfrutar del fragante pan recién hecho. A sus padres la idea de comprar una no les gustaba, porque preferían amasar de vez en cuando porque el pan hecho a mano suele ser mejor que el de esas máquinas.
Luego se dieron cuenta –añade Meadows– de que en adelante sería difícil que quisieran tomarse la molestia de mezclar, amasar y hornear y que las personas con máquinas de pan siempre pueden tener pan casero recién hecho incluso a primera hora de la mañana, gracias al temporizador del aparato. De modo que se compraron la máquina y desde entonces disfrutan de pan fresco y fácilmente disponible.
"De la misma manera –afirma Meadows–, las personas que leen libros impresos siempre puede encontrar una excusa para no ir a la librería o la biblioteca y si los compran por internet quizá ya no estén interesados en leerlos cuando los reciban".
Sin embargo –agrega–, con un lector de libros electrónicos, la compra de un nuevo libro se consigue con sólo un par de toques de pantalla, y cualquiera puede llevarse toda su biblioteca en la mochila o en el bolsillo.
"Cuando es así de fácil, puede que compren libros incluso los usuarios de ereaders simplemente porque están a buen precio, aunque nunca vayan a leerlos. Esto quiere decir –sostiene Meadows– que quizá los que tienen ereaders comprarán más libros que los lectores de libros impresos. Es decir –apunta–, que van a obtener un poder en el mercado desproporcionado a su número".
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