Un artículo de Josh Marshall aparecido en TPM, acusa a Flipboard y a servicios similares de ser perjudiciales para los editores, ya que permiten a sus usuarios consumir el contenido sin tener que ir a las web de sus creadores. Juli Monroe a través de un post publicado en TeleRead, da la replica a este planteamiento y defiende este tipo de herramientas de curación de contenido.

En el discurso de Marshall la palabra "estafa” aparece de forma regular, algo que le sorprende especialmente a Monroe, ya que, en su opinión, un servicio como el que ofrece Flipboard ni es un fraude ni una estafa. Su labor –añade– es agregar contenido y es posible que su funcionamiento rivalice con las estrategias de monetización de los editores, pero eso no quiere decir que sea una estafa. Es más –continúa– este servicio utiliza las redes sociales y, en esencia, pretende ampliar la audiencia de los editores gracias a que sus usuarios a través de la app comparten y recomiendan publicaciones y artículos a sus amigos.
Esta periodista sabe de la necesidad que toda editorial, o cualquier empresa, tiene de conseguir ingresos. Está a favor de las campañas de marketing y entiende el valor de realizar llamadas a la acción que sean eficaces. Pero, en su opinión, lo que estas editoriales deberían hacer es replantearse la forma en la que quieren conseguir este dinero.
Servicios como Flipboard permiten consumir contenido de una forma eficaz –explica Monroe– por lo que quizá los sellos editoriales deberían encargarse de crear campañas que atraigan la atención de los usuarios, como por ejemplo ofreciendo una cobertura mucho más amplia sobre un tema en concreto, un ebook o un vídeo.
En definitiva, esta periodista hace una llamada a la creatividad, para que el contenido sea de verdad mucho más atractivo, para que usuarios como ella decidan visitar las páginas web de las editoriales y que éstas consigan los ingresos que buscan.
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