La irrupción de lo digital en el mundo del libro ha hecho que los autores pasen de ser activos pasivos a agentes activos, incluso, competidores de las editoriales. En estos momentos es posible oír la voz colectiva de los escritores, cuando antes ésta venía filtrada por los editores.

Así de rotundo se ha manifestado el veterano periodista editorial Porter Anderson a propósito de una entrevista que mantuvo con el escritor Hugh Howey y que Paul St. John Mackintosh recoge en un artículo publicado en TeleRead.
Aunque parezca extraño, Anderson está convencido de que muchos editores no saben quiénes son los lectores de sus libros, mientras que los escritores que deciden autoeditar sus obras, están tan cerca de sus lectores que ninguna editorial tradicional hubiera podido antes siquiera imaginar.
Muchos editores tradicionales –continúa Anderson– se sienten marginados de este nuevo sistema, y en ocasiones también se les culpa de prácticas que han sido muy habituales en su industria, como por ejemplo pagar poco a los autores, no darles todos los datos sobre las ventas, bloquear sus derechos de autor durante largos períodos de tiempo, etcétera.
En su opinión, la industria ha perdido el control sobre su propio mercado, por lo que es el momento de que los autores aprovechen esta oportunidad y empiecen a hablar.
Mackintosh invita a escuchar y a seguir las posiciones de Anderson y Howey. En el caso del escritor, porque gracias a su diplomacia pretende incluir a aquellas editoriales tradicionales que en estos momentos se sienten amenazadas. Y en el caso de Anderson, porque defiende algo tan valioso como la escritura en sí misma, a la que considera uno de los grandes tesoros por los que verdaderamente merece la pena levantarse y luchar. |