Para Fabiano Dos Santos, director de Libro, Lectura, Literatura y Bibliotecas del Ministerio de Cultura de Brasil –desde agosto de 2014–, un libro "es un producto humano que tiene como misión vital su encuentro con el lector" a la vez que "un objeto cultural y social, importante para la ampliación de nuestros saberes, pero sobre todo para nuestras capacidades inventivas".
En opinión de Dos Santos, lo importante no es cuántos libros leemos sino "qué hacemos con la lectura particular de cada libro y qué capacidad transformadora podemos desarrollar a partir de la lectura".
Dos Santos anteriormente se desempeñó como subdirector de Lectura, Escritura y Bibliotecas del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe ( Cerlalc-Unesco), y también tuvo cargos de responsabilidad en el Ministerio de Cultura de Brasil.
De la misma manera se expresó durante su visita a La Habana, Cuba, para participar en el Congreso Internacional de Lectura, donde fue entrevistado por la periodista Madeleine Sautié Rodríguez para el diario Granma.
Lectura Lab rescata íntegra esa entrevista, dado el interés de las declaraciones de Fabiano dos Santos, que además es escritor y poeta y que siempre ha estado involucrado en llevar adelante políticas y programas para desarrollar el hábito de la lectura y crear espacios de debate sobre la incidencia de las nuevas tecnologías en el escenario de la cultura escrita.
Granma: Los libros tienen oídos para escucharnos, palabras para hablarnos, noches para narrar y laberintos para perderse... , decía en su intervención.
Fabiano Dos Santos: Sí, hacen todo eso y son mucho más que una simple mercancía. Es un producto humano que tiene como misión vital su encuentro con el lector. Es un objeto cultural y social, importante para la ampliación de nuestros saberes, pero sobre todo para nuestras capacidades inventivas porque lo importante no es cuántos libros leemos sino qué hacemos con la lectura particular de cada libro y qué capacidad transformadora podemos desarrollar a partir de la lectura.
—¿Cómo podríamos contribuir maestros, escritores, promotores, periodistas a que se lea más?
El amor por el libro y por la lectura puede ser contagioso. Tengo un amigo que suele decir que hay dos maneras fundamentales de transformar el mundo: una siendo padres y la otra siendo maestros. Padres y maestros podemos conseguirlo. Crear espacios favorables es el primer paso. No basta con comprar los libros y ponérselos en un librero, hay que ayudarlos a descubrir su valor humano".
—¿Qué responsabilidad tenemos con el libro como objeto social y cultural?
Tiene que haber una política de formación de lectura. En Brasil tenemos hoy dos grandes programas, uno del Ministerio de Educación, un programa nacional de bibliotecas escolares, y otro del Ministerio de Cultura, el de bibliotecas públicas a partir del sistema nacional que ellas integran. El acceso al libro y la formación lectora son las dos líneas de acciones fundamentales. Yo creo que aunque los países de nuestra región consiguieron a partir del Plan Iberoamericano de la Lectura —creado en el 2005— comprar libros para las escuelas y las bibliotecas, tenemos que avanzar en el tema de la valorización del trabajo.
—Se habla de los retos que enfrenta hoy la lectura...
Estamos en un momento de resignificación de la lectura. Los niños ya no leen como nosotros, hoy se lee en formatos distintos y hay una cohabitación de formas de leer. Estoy hablando de la cultura digital, de los soportes electrónicos. Y eso ha cambiado el significado de la lectura, ha generado una crisis de la mediación, del papel del maestro mediador de la lectura y de los espacios de la escuela, la biblioteca. Creo que hay una cohabitación de soportes, o sea, leemos libros impresos y también digitales que no necesariamente significa el fin del libro impreso.
—¿Apuesta por la supervivencia del libro impreso?
Sí, eso no me preocupa. Me preocupa el fin de la lectura. Un libro nos puede cambiar la vida, pero no solo el libro sino el contacto con la lectura. La literatura ayuda a vivir. Y ayuda a leer el propio mundo y las fuerzas que nos rodean.
—Tal vez no haya equilibrio social sin la literatura...
Un ensayista brasileño habla de la literatura como factor in-dispensable de humanización. Yo comparto ese criterio, creo que no vivimos sin la ficción, de ahí que se debe constituir como un derecho pues no es fácil imaginar la vida sin la fabulación. La literatura es un equilibrio porque nos humaniza.
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