La participación directa de la comunidad y ajustarse a un presupuesto real, son las claves para transformar una biblioteca, según ha explicado John N. Berry, editor autónomo de Library Journal, en un artículo publicado en esta web.
La primera de ellas, es decir, involucrar a la gente, es posiblemente la más importante. Esta participación es algo más que la recaudación de fondos –aclara. En su opinión, es necesario que los líderes de la comunidad y todos sus residentes sean una parte fundamental en la planificación y ejecución de todo proyecto que gire en torno a la biblioteca.
En cuanto a la segunda, es fundamental en aquellas bibliotecas cuyos presupuestos están muy ajustados. Berry asegura que es primordial que el plan de transformación sea económica y fiscalmente sostenible. El proyecto debe de estar dentro de los límites realistas de la bolsa de la comunidad y se deberá contar con poco o nada de dinero proveniente de las administraciones públicas.
Uno de los ejemplos que destaca es la iniciativa que llevaron a cabo en la ciudad estadounidense de Dothan dos padres que decidieron iniciar un movimiento para actualizar la biblioteca local. Su intención fue la de incluir a la comunidad en este plan, recopilar toda la información posible de sus miembros y de esta manera generar el interés y el entusiasmo en la población. No tenía ningún sentido construir un edificio sin recibir ningún apoyo –aclara Berry– por lo que la construcción de esta nueva biblioteca se basaría en los ingresos que pudieran conseguirse.

La participación de toda la comunidad fue también clave en la ciudad de Seattle –continúa. Deborah Jacobs, directora en aquel momento de la biblioteca, preguntó a los ciudadanos y realizó reuniones en barrios para reunir toda la información que le fuera posible. De esta manera pudo construirse la Biblioteca Central diseñada por el arquitecto Rem Koolhaas.
El éxito de estos proyectos radica en que siempre se le preguntó a la gente lo que quería y necesitaba. La directora de la biblioteca de Dothan aclara que gracias a la participación local se aseguró el éxito de este proyecto y se garantizó su uso en el futuro.
Aunque estos dos principios puedan parecer muy obvios, existen ejemplos de bibliotecas que fracasaron precisamente por no seguirlos –concluye Berry.
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