Alfonso González Hermoso de Mendoza, presidente de la Asociación Educación Abierta, sostiene que ante la complejidad del debate actual sobre la educación se hace necesario llevar a los espacios públicos los retos que ocupan a los profesionales del ramo tanto como "homologar el debate educativo a lo que sucede en los países de nuestro entorno y a las demandas reales de nuestra sociedad".
En un artículo titulado "Educación abierta: el cambio posible" que publica en Madridiario.es, González Hermoso señala que este debate en España ahora está caracterizado por el maniqueísmo partidista, y como consecuencia, la ausencia de rigor en su desarrollo, y por otro lado por "su creciente distanciamiento de la realidad de las aulas, focalizándose en macrodatos, y como consecuencia ignorando el diálogo con los profesionales".
Sostiene que la imagen que transmite este debate "en nada se compadece con la realidad que emerge de los procesos de transformación que día a día se viven en decenas de miles de las aulas de nuestro país".
También afirma que en la actualidad "todos somos conscientes de que la simple escolarización no atiende las exigencias que una sociedad democrática demanda de la educación". Subraya que por contra, la denominada 'sobreescolarización' puede servir "para ocultar desigualdades en la educación que creíamos olvidadas" y que en el futuro se medirán "en términos de exclusión social para todos aquellos que no puedan desarrollar su talento desde su infancia".
A su juicio culpabilizar a la educación de la emergencia de la marginalidad "sería una muestra de cinismo, pero ignorar la incapacidad de los sistemas educativos de atender a los retos que demanda la sociedad actual sería una irresponsabilidad".
"Posiblemente –dice– muchos encontremos un punto de acuerdo en la afirmación de que la razón última de los sistemas educativo es conseguir que ningún ser humano pueda ser considerado «superfluo»".
González Hermoso afirma que la democracia "se construye sobre el derecho de cada persona a aprender, derecho que sólo puede alcanzarse involucrando en su consecución a toda la sociedad".
Igualmente cree que "en una situación en la que el cambio es constante e imprevisible, la única respuesta sostenible, desde el punto de vista económico, personal y social, es apostar por una sociedad centrada en el aprendizaje. La construcción de la sociedad del aprendizaje pasa necesariamente por la profunda transformación de los sistemas educativos".
Por otra parte sostiene que "en las últimas décadas hemos tenido ocasión de comprobar, en ámbitos como la economía o la tecnología, cómo el globalismo conduce a la irrelevancia a aquellos que no lideran el proceso de innovación". A su entender "en esta reivindicación del cambio desde el entorno inmediato, de abajo arriba, aparece como elemento vertebrador el centro educativo".
En ese sentido subraya que "la observación de la realidad la educación en España nos muestra como las fuerzas que están impulsando la transformación se encuentran en la práctica docente, en la experiencia vivida en el aula, en el propósito de integrar a los afectados y la apuesta por una visión cosmopolita capaz de incorporar a la diversidad como la principal fuente de riqueza para el aprendizaje".
Se trata, en su opinión, de "una realidad que circula muchas veces al margen, cuando no en contra, de regulaciones existentes y de las instituciones académicas. Una educación abierta en donde la innovación social se convierte en una palanca privilegiada de transformación educativa".
"No obstante –aclara–, esta reflexión en ningún caso puede llevarnos a ignorar el papel determinante que en las sociedades democráticas deben tener las políticas públicas. A ellas les corresponde facilitar los recursos necesarios, y, en último término, garantizar la igualdad y efectividad del derecho a aprender".
Por último afirma que "como país, y cada uno en su entorno más próximo; no podemos tardar más en abrir la educación a los desafíos del siglo XXI".
El artículo completo puede consultarse en este enlace.
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