Existe una idea preconcebida de que las obras independientes tienen una calidad inferior que las lanzadas por las editoriales tradicionales, pero según John Biggs, esto está cambiando. Desde su experiencia personal -este escritor especializado en nuevas tecnologías ha autopublicado tres obras– recomienda en un artículo publicado Techcrunch qué hacer para que estos títulos acaben estando en los puestos más altos de las listas de los más vendidos.

En el mundo de las nuevas tecnologías los proyectos de crowdfunding son cada más habituales, tienen una mayor cobertura y despiertan mayor interés –asegura Biggs. Aunque reconoce que es difícil realizar una equivalencia exacta entre un producto relacionado con la tecnología y un libro, cada vez son más los casos en los que se presenta una propuesta editorial creada a partir del micromecenazgo y que ha cosechado un éxito que va más allá de las regalías que ofrecen las editoriales tradicionales.
Antes, ser un escritor que decidía autoeditar su libro era bastante raro, pero ahora, un autor independiente puede ser un escritor que ha trabajado durante mucho tiempo para un editor de prestigio, un filósofo que ha traducido un libro de Descartes o un experto que propone un texto académico –explica Biggs.
Es verdad que el éxito lo han conseguido muy pocos autores y muchos libros autoeditados no están recibiendo toda la atención que merecen –reconoce. Pero está convencido de que tarde o temprano se producirá un punto de inflexión y que los escritores independientes se convertirán en la norma y no serán la excepción, ya que las editoriales tradicionales cada vez lo tienen más difícil para llegar a más audiencia.
Reconoce que queda mucho camino por recorrer, pero para empezar recomienda a estos autores independientes que se ayuden entre ellos, algo así como crear una lista pública “de amigos indies” para fomentar posibles colaboraciones.
Las casas de distribución deberían empezar a prestar atención a los autores independientes y ofrecer paquetes de bajo costo para esos libros que surgen de plataformas como Kickstarter. Podrían por ejemplo –propone Biggs– ofrecer una tarifa plana para acceder a una determinada lista de puntos de venta.
También considera imprescindible que los principales medios de comunicación comiencen a dar cobertura a autores independientes.
Aunque estas recomendaciones son cosas que ya existen, el camino no está demasiado claro para un escritor independiente, por lo que sería interesante crear una auténtica “constelación” de servicios útiles para estos autores.
Por el momento estos autores necesitan destinar un presupuesto a la edición y a las relaciones públicas. Contratar a un editor encargado del desarrollo, ya que estos ayudan a definir el libro y mejorar la trama, y además a un editor de mesa para asegurarse de que no acabe siendo un desastre.
La contratación de estos dos profesionales en un país como los Estados Unidos, puede suponer un desembolso de unos mil dólares, además de otros quinientos destinados a las relaciones públicas. Biggs reconoce que es triste, pero es una realidad en caso de querer llegar a conseguir éxito con una obra, por lo que hace un llamamiento al trabajo en conjunto, para resolver toda esta problemática y conseguir que un autor independiente llegue a estar en las listas de los más vendidos.
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