Un reportaje de la periodista Julie Bosman, que habitualmente se ocupa del libro y del mundo de la edición en The New York Times, muestra que los libros electrónicos atrapan también a niños y adolescentes.
El artículo, publicado en el periódico norteamericano en febrero, también se puede leer en español en la edición de El País del 10 de marzo de 2011 bajo el título "El libro electrónico y los niños".
Julie Bosman recoge las experiencias de varios niños y adolescentes que por una razón u otra entraron en contacto con los ereaders, originariamente orientados a lectores de una generación mayor "que valoraba los aparatos por su conveniencia, portabilidad y capacidad para ampliar el texto", dice la periodista.
Sin embargo, el testimonio de la joven lectora Eliana Litos, que recibió un eBook en Janucá (celebración judaica en diciembre) es un ejemplo de cómo los niños y los jóvenes, al apropiarse rápidamente de las novedades electrónicas, pueden caer seducidos también por la lectura a través del aparato. "Durante unas semanas me olvidé completamente de la televisión. Me pasé dos semanas sin ver más que un programa o ninguno. Leía todos los días", dice la niña de once años.
Bosman recuerda el dato de que en HarperCollins los libros electrónicos alcanzaron el 25 por ciento de todas las ventas para jóvenes en enero mientras que el año pasado no superaron el 6 por ciento.
Esta estimación coincide con la realizada sobre los títulos publicados por St. Martin Press, donde los libros electrónicos para jóvenes han alcanzado al 20 por ciento de las ventas digitales frente a un 6 por ciento del año pasado.
"El apetito por las ediciones electrónicas de los éxitos de ventas y la narrativa de género adulto parecía insaciable" –señala la periodista–. "Pero ahora que los lectores de libros electrónicos son más baratos y más abundantes, han invadido el mercado de masas y llegan a los consumidores, al margen de la edad y los grupos demográficos, e impulsan a la generación más joven a adquirirlos por primera vez".
Otro aspecto señalado en el artículo es que "los preadolescentes y adolescentes se reúnen en grupo para leer juntos sus Nooks o Kindles y descargan nuevos títulos con solo pulsar un botón". "Algunos profesores –añade Bosman– lo están fomentando también al permitir a sus estudiantes que lleven sus lectores al colegio para lectura de ocio durante la clase de inglés, por ejemplo".
Un dato revelador es que gracias a la disponibilidad de libros más antiguos porque son de dominio público y pueden descargarse gratis, "algunos lectores más jóvenes han estado explorando clásicos".
Una niña de 12 años a la que sus abuelos le regalaron un Sony Reader en Navidad se descargó Mujercitas, la novela de Louisa M. Alcott, escrita en el siglo XIX. "Me hizo llorar –dijo Mia García–. Su madre cuenta que la familia utiliza también la biblioteca de su barrio -que cuenta con unos 3.000 libros electrónicos- para descargarse títulos gratis y ahorrarse "la pesada tarea de cargar con dieciocho kilos de libros".
La señora García no está segura de que sea posible reemplazar "eso de tener un montón de libros atrayentes esperando a que tus hijos los tomen entre sus manos" pero cree a pie juntillas que es necesario encontrar lo que de verdad estimula a leer a los niños. Por eso se declara "totalmente a favor" de los libros electrónicos.
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