Temas inesperados como que los adolescentes –que pueden estar padeciendo "fatiga digital"– disfrutan hojeando o leyendo un libro de papel para hacer una pausa surgieron durante la conferencia Children's Publishing Goes Digital [La edición para niños se vuelve digital] que se celebró en el contexto de la Feria del Libro de Frankfurt.
En concreto este asunto fue planteado por Kelly Gallagher, de la consultora Bowker, e incide en las evidencias contrastadas en distintos estudios y por especialistas en el sentido de que tanto para estudiar como para hacer una lectura sosegada y explícitamente placentera los jóvenes prefieren los libros en papel.
Otra de las reflexiones de Gallagher es que los niños o sus padres todavía no compran libros infantiles en versión digital y por eso aún es importante la venta de los libros impresos.
También señaló que si bien la mayor parte de las aplicaciones están siendo creadas en inglés bien podrían llevar incorporados otros idiomas, para poder vender licencias a otros países. Y en ese sentido puso el ejemplo de las aplicaciones para juegos, que lideran el entorno de las apps, y que lo hacen rutinariamente.
Igualmente puso énfasis en que por lo general las aplicaciones para libros no están bien comercializadas excepto por blogeros y críticos literarios.
Descubrir libros para niños en edición digital es muy difícil –subrayó– porque a un montón de editores no les gusta que se pueda entrar en el libro. A veces ofrecen opciones que incluyen widgets que pueden abrirse pero no descargarse.
Por otra parte, Jenniffer Perry, de Sesame Workshop, una organización educativa sin fines de lucro, opinó que las cosas se mueven tan rápido que todo es pasible de ser probado, especialmente si es fácil de producir. No obstante subrayó que los padres no compran libros electrónicos pensando en cuántas páginas tiene y cuánto están pagando por ellas, sino por la historia, los personajes y el precio.
También señaló que grandes empresas como Nikelodeon a pesar de que podrían producir y vender aplicaciones y libros en todo el mundo, dependen de desarrolladores y editores locales para personalizar y vender contenidos.
Russell Hampton, presidente de Disney Publishing, aseguró que las editoriales educativas no han creado todavía contenidos digitales emocionantes y a renglón seguido sostuvo que esto supone para editores y desarrolladores una oportunidad para entrar en ese mercado.
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