¿Cómo hacer visible la colección de libros electrónicos disponible en una biblioteca? ¿Qué diferencia hay entre hojear un libro en un espacio virtual y en uno físico? ¿Qué pueden hacer las bibliotecas para resolver el problema de la invisibilidad de su colección de eBooks? ¿Se puede otorgar algún tipo de presencia física a los títulos cargados en los eReaders de una biblioteca? Estas cuestiones son las que Bohyun Kim, bibliotecaria del Departamento de Acceso Digital (Digital Access Librarian) de la Florida International University Medical Library en Miami, trata de despejar en su blog Library Hat.
Bohyun Kim opina que, aunque nuestras vidas están inmersas en espacios virtuales, es en el espacio físico donde existen. Por esta razón, para ella la atención humana se dirige más fácilmente hacia donde están los estímulos visuales y sensoriales, y la retroalimentación sensorial que resulta de la interacción con la fuente de estos estímulos enriquece aún más la experiencia que se tiene en el espacio físico. Kim parte de este hecho para aplicarlo a la experiencia bibliotecaria con el fin de llamar la atención de sus usuarios hacia sus, a menudo invisibles, colecciones digitales. Para ello, Kim invita a reflexionar sobre tres aspectos significativos aplicables a los recursos electrónicos de una biblioteca:
- La experiencia de hojear un libro en un espacio virtual y en un espacio físico. Para Kim la experiencia en Internet está en su mayor parte limitada a uno o dos estímulos sensoriales y proporciona escasa o ninguna retroalimentación sensorial. Los recursos electrónicos de una biblioteca, afirma, no son una excepción a esta limitación. Kim señala que los libros impresos están por lo general en un lugar destacado del vestíbulo de la biblioteca, atrayendo a los visitantes para que los hojeen en el espacio físico. La información sensorial táctil, olfativa, visual y auditiva que se recibe al hojear un libro recién impreso con tinta fresca contribuye, según ella, a hacer esta experiencia agradable e inolvidable, al mismo tiempo. Por ello Kim invita a comparar esta experiencia con la lectura de la página web de una biblioteca donde se consultan en línea los nuevos libros en una pantalla de ordenador. Según ella, cada libro se reduce a una serie de palabras y un hipervínculo, y en su opinión, es difícil proporcionar ninguna experiencia atractiva con una secuencia de palabras y un hipervínculo.
- El problema de la invisibilidad de la colección de libros electrónicos de una biblioteca. Kim establece como ejemplo la experiencia de la biblioteca de la Universidad Internacional de Florida (Florida International University), que inició un programa de préstamo de dispositivos de lectura de libros electrónicos. Cada eReader, señala, está cargado con más de un centenar de títulos, pero, Kim se cuestiona qué puede hacer una biblioteca para que sus usuarios se fijen en esos libros electrónicos. Además se pregunta cómo puede la biblioteca ayudar al usuario a saber rápidamente qué libros de los que está buscando están disponibles en sus dispositivos Kindle. En opinión de Kim, el programa de préstamo de dispositivos de lectura ofrece un gran servicio a los usuarios de la biblioteca. Sin embargo, según constata, los libros electrónicos que se ofrecen en los eReaders pueden ser en gran parte invisibles para aquellos usuarios que tienden a pensar que solo los libros que pueden ver en una biblioteca es todo lo que ésta tiene.
- Dar presencia física a los títulos cargados en los eReaders de la biblioteca. Kim advierte que este problema puede ser resuelto dando algún tipo de presencia física a los títulos cargados en los lectores de libros electrónicos de la biblioteca. Para ello, la bibliotecaria aconseja utilizar un marcador de libros (bookmark) ficticio en las estanterías físicas de la biblioteca. Esto, según ella, es particularmente eficaz, ya que capta rápidamente la atención de los usuarios, mientras están repasando los estantes en busca de algo para leer. Kim advierte que los usuarios están familiarizados con un “libro testigo” en las estanterías físicas que señala un título a menudo buscado bajo diferentes nombres o recientemente cambiado de ubicación. La bibliotecaria afirma que utilizar un marcador de libros para los eBooks cargados en un dispositivo Kindle es igual de eficaz. Un usuario puede pasear por las estanterías e identificar físicamente aquellos libros electrónicos que están disponibles en el eReader en cada sección temática. Una señal visible o unos marcadores crean una asociación sensorial directa entre un libro electrónico y algo físico, lo que de manera eficaz amplía la idea del usuario de lo que está disponible en la biblioteca. El marcador de libros situado en la estantería incluye elementos como la imagen de la portada del libro, el título, el autor y la signatura, que ayudan al usuario a localizar el registro del título en el catálogo online de la biblioteca. Bohyun Kim advierte que los usuarios son más propensos a dirigirse al área de reservas para tomar en préstamo un lector de libros electrónicos después de leer este indicador. La bibliotecaria señala que muchos bibliotecarios le han sugerido añadir un código QR en el marcador, junto a la signatura. La inclusión de un código QR [código de barras de respuesta rápida], señala Kim, permitiría a los usuarios comprobar la disponibilidad del título en sus dispositivos móviles, y saber si el eBook y el dispositivo de lectura ya han sido prestados.
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