Al parecer últimamente todo gira en torno a la lectura digital, los ebooks y los avances en los nuevos dispositivos de lectura, pero hay muchas personas en el mundo para las que un libro o aprender a leer sigue siendo todo un lujo. Un artículo de Edward Nawotka aparecido en Publishing Perspectives, habla de cómo en muchos países en los que leer o acceder a la educación es prácticamente un lujo, un libro impreso resulta más práctico que uno digital.
Mientras que en los Estados Unidos, Asia o en Europa a muchos “se les hace la boca agua” cada vez que se produce un nuevo avance tecnológico por el que los dispositivos son más rápidos, más ligeros o con diseños más espectaculares, todavía existen personas en el mundo que nunca han oído hablar de un lector electrónico y ni mucho menos han tenido la posibilidad de tener uno entre sus manos, explica Edward Nawotka en su artículo.
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Por no hablar, añade este periodista, de cómo en muchas partes de África, Suramérica y Asia, la red eléctrica es muy poco fiable. “¿Qué pasa cuando se va la luz? -se pregunta Nawotka-. Lo habitual es que se necesite luz para trabajar, cocinar, charlar o quizá incluso leer [...] en el supuesto de que tengas un libro electrónico y se utilice por la noche. Por lo que lo más probable, es que acabes leyendo un libro impreso a la luz de una vela o de una lámpara de queroseno.”
Es verdad, afirma este periodista, que los libros electrónicos contienen la promesa de que la educación es más barata, incluso gratuita, y que los libros electrónicos pueden llegar a un mayor número de gente, pero esto, asegura Nawotka, no es extensivo a todo el mundo.
Mientras que para muchos editores su máxima preocupación es pasar sus recursos más importantes al formato digital, para muchos otros, explica este periodista, su compromiso está en desarrollar su distribución y ventas en el extranjero, centrándose en aquellas comunidades para las cuales un libro electrónico es por el momento tan sólo una idea. Esta es una de las razones, asegura Nawotka, por las que programas como Global Connect funcionan o distribuidores POD prosperan en un abanico variado de países en el que cabe desde Brasil a Rusia.
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