La batalla que están librando las bibliotecas por el préstamo de libros electrónicos, sujetas a la discrecionalidad de las editoriales, será ganada únicamente si intentan obtener derechos de préstamo digital contemplados en la ley. Es lo que opina Bill Rosenblatt, editor del blog Copyright and Technology y experto en tecnologías de los medios digitales y propiedad intelectual en el mundo digital.
En un post publicado en su blog, Rosenblatt da cuenta de una iniciativa denominada Owners’ Rights Initiative (ORI) [Iniciativa Derechos de los Propietarios], que podría ser una aliada de las bibliotecas en este conflicto sobre el préstamo de libros electrónicos. Owners’ Rights Initiative (ORI) es un grupo de presión creado en octubre de 2012 y cuyo lema es ‘Tú lo compras, tú eres el propietario’. Está dirigido por Andrew Shore, socio de una firma de abogados de Washington con experiencia en temas de comercio internacional.
Según revela el editor, el ORI reúne a una serie de grupos que podrían beneficiarse si la ‘ley de primera venta’ se extendiera a los contenidos digitales. Esta doctrina afirma que “una persona que obtiene legalmente una obra protegida por el derecho de autor puede hacer con ella lo que desee, sin intervención de la editorial: revenderla, prestarla, regalarla, utilizarla en línea, etcétera". Sin embargo, afirma Rosenblatt, la ley de primera venta actualmente no se aplica a los archivos digitales, tales como libros electrónicos y software.
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Sin embargo, sostiene el experto, las bibliotecas han encontrado aliados interesantes en el ORI. La mayoría de las empresas que lo integran, informa, son compañías o asociaciones comerciales que representan a empresas que venden mercancías usadas, incluido eBay y varios distribuidores de equipos informáticos de segunda mano. También incluye a vendedores de libros usados como las compañías Powell’s Books y Cheng. Asimismo, afirma, también se han unido al grupo unas pocas empresas que facilitan transacciones de comercio electrónico.
En opinión del editor, el grupo ORI se perfila como un medio interesante para que la comunidad bibliotecaria obtenga derechos de préstamo digital contemplados en la ley. Aun así, Rosenblatt no cree que esta iniciativa tenga éxito, debido fundamentalmente a que la industria de los medios digitales está dispuesta a luchar duro contra la ley de primera venta. Y como ejemplo de ello, el experto recoge el litigio Kirstaeng contra Wiley, actualmente sometido a consideración del Tribunal Supremo de los Estados Unidos. El caso, que versa sobre libros impresos y no sobre contenido digital, involucra a un hombre tailandés llamado Supap Kirtsaeng, estudiante en los Estados Unidos, que compraba libros de texto de la editorial John Wiley & Sons en su país de origen, ya que allí los podía conseguir mucho más baratos. Por este motivo empezó a importar grandes cantidades de estos libros para revenderlos en eBay. Otras personas comenzaron a hacer lo mismo, lo que llevó a la editorial John Wiley a presentar una demanda por derechos de autor para detener estas reventas, y el año pasado un tribunal de apelaciones se puso del lado de la editorial.
Actualmente, afirma Rosenblatt, el Tribunal Supremo de Estados Unidos debe determinar, en este caso en particular, la forma de conciliar dos disposiciones de la ley de derechos de autor que se contradicen. Una hace referencia a la ley de primera venta, que afirma que los libros de texto pueden revenderse en Estados Unidos, a pesar de que sus precios en Tailandia sean inferiores a los de EE.UU. Por otro lado, señala el editor, el artículo 602 de la ley permite a una editorial bloquear la importación de copias del mercado negro de sus obras en el país.
A pesar de que el caso Kirstaeng contra Wiley versa sobre contenidos impresos, Rosenblatt sostiene que no es difícil prever que el caso podría aplicarse a las obras digitales si el Tribunal Supremo falla en favor de Wiley.
Según sostiene Rosenblatt, a las editoriales de libros de texto como Wiley no les gusta la ley de primera venta, ya sea digital o impresa, porque permite acceder al amplio mercado de los libros de texto usados. En su opinión, a las editoriales les encantaría que el mercado de libros de texto de segunda mano desapareciese. Y en general, afirma el editor, las empresas de medios digitales, así como los distribuidores de contenido digital como Apple y Amazon, están en contra de la primera venta digital porque crearía presión para una bajada de los precios, ya que las copias ‘usadas’ de los contenidos digitales, a diferencia de las físicas, no son inferiores a las ‘nuevas’.
Sin embargo, Rosenblatt advierte que las bibliotecas no necesitan ampararse en todas las medidas contempladas en la ley de primera venta para prestar libros electrónicos sin el permiso de las editoriales. A su juicio, las bibliotecas pueden llegar a funcionar con derechos más restringidos. Y tales derechos, afirma, podrían otorgarse mediante enmiendas a la Sección 108 de la ley sobre derechos de autor, es decir, la sección que otorga derechos adicionales a las bibliotecas y los archivos.
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