Paul Rodhes, un experto en edición de libros y videojuegos, ha publicado un artículo en la sección TOC de O'Reilly Radar en el que, al buscar aspectos que la industria editorial debería adoptar de la de los videojuegos, observa que el trato directo con los consumidores es un valor seguro que podría revolucionar el panorama de los minoristas en el sector editorial.
Desde hace mucho tiempo, los videojuegos no se encuentran relegados a las consolas y ordenadores, sino que han saltado a otros dispositivos y han alcanzado cierto carácter social. A raíz de este don de ubicuidad el modelo de negocio ha tenido que experimentar ciertos cambios y muchas compañías han reaccionado en consecuencia.

Las empresas que se pueden llevar el gato al agua, comenta Rodees, son aquellas que son capaces de generar su propia clientela sin depender de un tercero. Por esta razón no es ninguna coincidencia que muchas hayan incorporado entre sus filas la figura de un community manager. Un personaje, señala este experto en edición, que es el portavoz virtual de la compañía y que es crucial para generar un negocio D2C, es decir, aquel que se realiza directamente con el cliente.
A largo plazo, las empresas necesitarán entender mejor a sus clientes para poder ofrecerles los productos que quieren en realidad y vendérselos directamente. Los compradores de videojuegos cuentan con una gran fidelización a la marca, lo que da a la compañía gran cantidad de datos recogidos de la comunidad que ésta puede aprovechar para facilitar los niveles de compra y de búsqueda de productos. Un concepto del que se deberían de apropiar los grupos editoriales, en opinión de Rodhes.
El punto clave en el cambio que deben experimentar los editores, está en la eliminación de cualquier dependencia a terceros, de tal manera que puedan convertirse en editores de contenido basado en una comunidad. La mejor forma de conseguir esto, continúa, es manteniendo un diálogo directo con sus clientes y maximizando los ingresos de venta al eliminar a los intermediarios.
No es una tarea sencilla, apunta, pero mientras tanto muchos desarrolladores y editores están haciendo dinero a través de distintos métodos de distribución. Incluso, están creando sus propias comunidades, por lo que aunque no controlan por completo la distribución, están sacando el mayor partido al valor de su marca y a los medios sociales para así alargar el presupuesto destinado al marketing y a las relaciones públicas.
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